Al rosso vivo

Sinceramente, hay días en que se hace muy difícil articular palabra, y hoy es uno de ellos. Con el rollo de que a Kimi le están flojeando las piernas últimamente, se ha levantado una nube que en algunos sitios alcanza volumen de tormenta, y todo porque de su continuidad depende que Fernando vista de rojo el año que viene (eso dicen), vamos, que seguimos en la misma trayectoria tontorrona de siempre: dar palos de ciego por ver si se acierta, mientras se llenan líneas y líneas con insensateces que atraen a no pocos pseudo expertos de todo pelo y condición, que contribuyen, a su vez, y con sus comentarios, a que la rueda siga girando hasta la extenuación.

Empecemos por el principio, como diría mi abuelo. Mal anda el panorama cuando un aficionado del tres al cuarto (yo) lleva dando en la diana en sus pronósticos sobre Ferrari, sin salir de casa. Ya el año pasado afirmé que Alonso había decidido jugársela a Dennis dejando que Ferrari se acercara a McLaren [La marea roja]; o que el triunfo de la de Maranello en el campeonato de constructores suponía una puñalada trapera a BMW, amén de un regalo de consolación para la escuadra italiana [El robo del siglo]…

Por si fuera poco, sin haber comenzado esta temporada, ya aventuré las líneas generales de lo que está sucediendo [Mi pretenporada (Ferrari)].

En cristiano: el éxito de Ferrari el año pasado fue puro humo, mal que me pese como ferrarista que soy; y los problemas que está sufriendo éste, estaban algo más que cantados.

Dicho esto, por primera vez estoy de acuerdo con Ron Dennis, quien ha afirmado que Kimi sigue siendo una amenaza —el año pasado por estas fechas el finlandés estaba a 20 puntos de la cabeza y ya vimos la que lió—, y claro que lo es, porque al vigente campeón del mundo es después de Fernando Alonso el mejor piloto en pista, y le gusta el mambo, y las dificultades añadidas, y los retos, y su posición actual supone un aliciente que no va a desperdiciar.

¿Por qué apuesto entonces por Massa? Pues porque siendo un piloto menos deslumbrante que su compañero le ha tomado el pulso a la competición tras sus fracasos de comienzos de año y Silverstone, y de los dos es la hormiguita que aprende de los errores y se bate el cuero a base de riñones —ya hay quien anuncia que si vuelve a llover se diluirá de nuevo, pero me la juego a que no, a que ya sabe cómo reaccionar y mantendrá el tipo—; y porque a Felipe la situación que está viviendo le supone una segunda oportunidad que no puede desaprovechar.

Por tanto, Ferrari está viva y va a resultar tremendamente peligrosa en lo que queda de sesión, y hace bien Dennis en palparse la ropa, porque su pupilo juega en desventaja tras la precipitada renovación de Kovalainen, ya que a partir de Bégica, sólo va a haber tres lobos sobre el asfalto, y dos visten de rojo.

Así las cosas, vamos a pasarlo de traca, no tengo la menor duda, y más aún como el hijo de Anthony Hamilton no ande fino y deje que cualquiera de los rossos le tome la delantera en el mundial antes de Monza. Y ni os cuento si le pasan los dos, porque entonces habrá barra libre en Ferrari y podemos asistir a un final de campeonato que para sí quisieran Gilles Villeneuve y Didier Pironi…

Y todo ello sin necesidad de alterar el orden natural de las cosas, porque Dios dirá dónde acabará Fernando el año que viene sin necesidad de que Kimi renuncie a ser lo que es: un grandioso piloto al que no le gustan las disciplinas, pero que sobre la pista, y si su coche se lo permite, puede resultar brutal y gélido como el viento nórdico, aunque no por ello deje de ser humano.