Veníamos diciendo que el reglamento 2009 había hecho agua por una concatenación de circunstancias que en vez de quitar importancia a la aerodinámica, como se pretendía, había multiplicado su protagonismo con la aparición del calor como invitado estelar, y que en buena lid, parecía lógico que el reglamento 2014 quisiese recuperar el espíritu perdido años atrás un poco gracias al todos la mataron y ella sola se murió.
El caso es que alguien hizo mal los cálculos, de nuevo, y con un paquete normativo similar al estrenado en 2009, cuyo planteamiento se agravaba con un único escape en la parte trasera y la presencia delante de unos morros inclinados y bastante anchotes —y feos la mayoría de veces—, la cosa del tirar pa'lante dependía inexcusablemente de las llamadas unidades de potencia, engendros híbridos que, salvo en el caso de Mercedes-Benz, funcionaban poco y mal o directamente dejaban de funcionar, y en muchas ocasiones de manera inexplicable.