Luchabas contra Newey

Sólo los que conocen el sabor de las cadenas imaginan lo que puede estar sintiendo Fernando en estos momentos...

Por desgracia sé cómo saben y seguramente, por eso mismo, porque sé también a qué sabe la libertad, hoy quiero estar a su lado saludando desde estas letras a todos los virtuosos y apasionados que le han negado el pan y la sal, pero el año que viene no van a saber de qué hablar y observarán cómo palidecen los portales de noticias y sus oportunidades de medrar en esto, porque al fin y al cabo, han dejado pasar de largo una leyenda de nuestro deporte mientras se entretenían midiendo herramienta y pareciendo equidistantes entre compadres que no proporcionan trabajo.

He matado la tarde escuchando tambores Taiko desde que he conocido la noticia, recordando a Elena y a todos los mediocres como ella, y pienso ahora en qué cojones estamos tardando en resolver de una puta vez la ecuación que facilitó que Heineken impusiera antes de convertirse en patrocinador global de la F1, que existiese en ella una estrella holandesa. Max, para más señas.

La cosa es igual para todos, lo admito, pero un tipo como Alonso surge cada tres décadas, o cuatro, y ése es el problema, para nuestro deporte, para nuestros pagafantas, para nuestros juntaletras, y en definitiva, para nosotros, los aficionados. El de Oviedo resultaba necesario en 2005 (a lo Verstappen) pero era tan bueno, y lo sigue siendo, que se hizo menester contenerlo como fuese porque si no, era muy capaz de joder la barraca y la feria entera [El padre inquisidor].

Pero a ver, ¿cómo coño anatemizas a un fenómeno como el español...?

El propio Bernie Ecclestone aludía a la raíz del problema: «¿Cree usted que es normal que Fernando Alonso, un ex campeón del mundo, esté en la parte de atrás de la parrilla de salida?» [Esta Fórmula 1 es una mierda].

Hoy ha resultado fiesta irlandesa en Gorliz. Fernando ha comunicado públicamente que se va a hacer las Américas además del WEC, en la misma fecha de diferente año en que nos dejaba Enzo, y yo me siento infinitamente feliz por él y también por mí. Al cabo, está sonando en el patio The Gael mientras riegan nuestra alegría el ponche y el bendito whisky. Fernando se ha liberado de la tontuna de que quien es mejor aquí es el mejor de todos. Ha hecho caso a Kanaan y se dispone a disputar la IndyCar y lo que queda de Wec, y si hay alguien que no comprende todavía que supone la mejor de las elecciones, pues como que tiene un problema bastante gordo.

Fernando abandona a su suerte esta Fórmula 1 de ingenieros en la que no tenía sitio. La F1 de Newey. Ésa misma actividad de la que decía el manús de Silverstone: «¿Desde cuándo se ha visto a un director técnico recibir los honores antes que al piloto? Simplemente debes tirar la toalla y buscar otra cosa» [La F1 es «una mierda de producto», según el director de Silverstone]. Los títulos valdrán menos a partir de ahora. Ya no habrá nada de qué quejarse, pero con la salida del español de la máxima disciplina, algo se muere en el alma porque por muchas vueltas que le demos, no hay recambio a pesar de lo abultado de los números de Hamilton y Vettel, que sé que nos entendemos.

Luchabas contra Newey, ¡canalla! Y eso, que mañana nos leemos a pesar de que ya no será lo mismo.