He tenido la desafortunada ocurrencia de llamar «mendrugos» a una serie de personajes en las contestaciones a la entrada sobre Carlos [Carlos y el oxímoron], y ya hay quien se muestra a estas horas ofendidito conmigo porque no hago más que meterme con «los que entienden» desde este blog que no lee nadie (sic). ¡¿Seré cobarde?!
Huelga decir que respeto profundamente a todos aquellos que sienten su piel lastimadita por el más mínimo soplo de brisa, pero hay cosas que caen por su propio peso y gracias a Dios no tienen nada que ver ni con los años que llevas viendo Fómula 1, ni con si la disfrutas in situ o desde tu casa. Por supuesto, tampoco tienen relación con si eres seguidor de tal o cual piloto o llegaste ayer a todo esto.
Llevamos unos días en los que parece que el alonsismo es poco menos que una secta propia de españoles ignorantes, que a la postre ha definido un escenario ruinoso y de crítica fácil, sencillamente porque Alonso no se ha comido un colín en varios años. Vamos, que nuestro deporte es una mierda sólo para los españoles alonsistas...
Pero la realidad es testaruda como una mula y a poco que te molestes en entenderlo de verdad, comprendes inmediatamente que no resultó gratuito que Bernie llamase crap a su cotarro en 2015, antes de venderlo a Liberty Media: «The problem is, I see things as they are and not the way I want them to be. Do you think it's right when Fernando Alonso —you've probably heard of him, he's a former world champion— is at the back of the starting grid? Is it right that a driver changes his engine, qualifies in third place and then has to start from 13th? Is that right?» [Formula One Is Crap].
Y digo que aquello no fue casual porque Ross Brawn (Liberty) incide en esta misma perspectiva en marzo de este mismo año: «Die Unterschiede müssen sich jedoch innerhalb bestimmter Grenzen abspielen. Wenn sie so groß werden, dass ein Talent wie Fernando Alonso seit fünf Jahren kein Rennen gewinnt, weil er nicht im richtigen Auto sitzt, dann ist etwas falsch...» [Die Pläne von Liberty Media mit der Formel 1].
Aquí el alonsismo y lo español no tienen absolutamente nada que ver. Ecclestone y Brawn son británicos y hablan para un medio inglés y alemán, y ambos recurren a la figura de Fernando Alonso para apuntalar sus correspondientes opiniones al respecto de lo ilógica que resulta la Fórmula 1. Nadie les obligaba a hacerlo, desde luego, y sin duda, considero que hay que ser muy mendrugo para continuar insistiendo en que la salida del de Oviedo se debe a cualquier cosa menos a lo que resulta obvio: el deporte actual no brinda oportunidades a tipos como él.
El espectáculo pierde un activo importante, y los que entienden lo comprenden a la manera de Ross y Bernie, de Giancarlo Minardi, Cesare Fiorio, Mika Salo o Paddy Lowe, entre otros, y los que no, seguirán mirando el dedo cuando la mano señala las estrellas y sintiéndose lastimaditos por cualquier chorrada, ¡que no falte!
Os leo.
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