domingo, 5 de agosto de 2018

Regulín regulán [Sauber]


Podemos contentarnos con los 18 puntos que tiene en estos momentos Sauber en su casillero del Mundial de Marcas, o aceptar que sin la flipante presencia de Williams como farolillo rojo [Ni p'alante ni p'atrás (Williams)], la de Hinwil cierra la tabla a mitad de campeonato y ésta sería su posición al final del mismo.

Independientemente de que nos guste Leclerc y la prensa haya depositado sus ojos en él por el tema del asiento de Kimi en Ferrari, más allá de actuaciones puntuales, ni el monegasco ni su compañero Ericsson están sacando la cabeza como sería deseable, fundamentalmente porque el proyecto C37 está demasiado verde todavía, incluso contando con una unidad de potencia patanegra de Maranello y la renovación que ha supuesto la intervención de Alfa Romeo.

Sea como fuere, Vasseur anunciaba hace relativamente poco que la escudería que dirige ponía toda la carne en el asador en desarrollar adecuadamente el C38 de 2019 [Sauber concentra todos sus esfuerzos en el coche de 2019], y esto nos sitúa ante la perspectiva de que sin duda lo notaremos en el C37 a la vuelta de vacaciones, ya que cuando la suiza advierte de estas cosas suele cumplirlo a rajatabla.

La situación económica de Sauber es mucho mejor que antaño pero en modo alguno es boyante. El año pasado tuvo que sobrevivir como pudo con un C36 armado con una unidad de potencia Ferrari de 2016 y varias tormentas que aquejaron a su dirección, y de suyo son comprensibles tanto su situación actual como la cautela con que se están asomando al futuro.

Dicho esto, lo que queda de 2018 lo van a hacer con los mismos mimbres utilizados hasta el momento y está por ver si con ellos son capaces de mantener el ritmo de cosechar 1'5 puntos por carrera, como media aritmética, claro. Otra cosa es que para compensar el negro horizonte técnico será necesario que los pilotos pongan mucho de su parte a la hora de intentar terminar carreras.

En este sentido, recordemos que Marcus lucha por mantener su puesto [Ericsson a la baja], mientras que Charles tiene ante sí un prometedor futuro que ha empezado ya mismo, y que, obviamente, deberá defender con uñas y dientes aunque su coche, y su escudería, no den para más que para quedar delante de Williams.

Os leo.

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