¡Suéltame, pasado!

—¡La indomable!

—¡La indomable!, una mujer atrapada por su pasado...

—¡Suéltame pasado!

Prefiero descontextualizar todo esto desde las primeras líneas de esta entrada —con los compases iniciales de un gag de los impagables Les Luthiers—, porque si algo es blanco y va en botella suele ser leche, de forma que se puede decir sin temor a errar que 2007 es más importante para la turba de gilipollas que lo aluden constantemente, que para ese movimiento que se considera el mal de los peores males y se conoce vulgarmente como alonsismo.

Sí amigas y amigos, sin esta pieza de vodevil su invento se iría literalmente al carajo, y resulta obvio recalcar que a ellos les resulta imprescindible de la muerte. Tanto es así que cometes pecado mortal si tocas el bendito episodio contando tu opinión porque te la han pedido [#McLaren 2007], pero si son ellos los que recurren constantemente a él, supone entonces un ejercicio sano que aclara por qué el berzas de Horner dice la verdad (sic) cuando señala que Alonso provoca el caos allá por donde pasa.

Hagamos un ejercicio de imaginación y cambiemos a los protagonista de la imagen de entrada. Vettel, Hamilton o Pérez, por poner tres ejemplos a mano, gozan en Hungría de la extra lap —unos 2'1 kilogramos de combustible menos porque Hungaroring es uno de los circuitos de más alto consumo del Mundial, lo que se tasa en unas 3 décimas de ventaja por giro—, pero cualquiera de los tres se encuentra con que Kimi, Valtteri o Esteban, sus respectivos compañeros de escuadra, se pasan lo pactado en el briefing por el santo arco del triunfo y pretenden disfrutar de una vuelta que no les corresponde.

La imagen es meridianamente clara. Raikkonen, Bottas u Ocon se presentan donde no les toca apretando a quien sí le toca y, además, cualquiera de los tres, habiendo faltado al respeto por radio a su patrón con tal de forzar la situación y acabar saliéndose con la suya.

Hay más, desgraciadamente. Bridgestone era entonces el suministrador único de gomas y sólo usaba dos tipos para cada carrera: duros y blandos —Lobato era feliz entonces—, estos últimos distinguidos por una banda blanca que recorría los neumáticos longitudinalmente.

Y bien, a Sebastian, Lewis o Checo, los mecánicos les han puesto gomas sin pintar (duras) cuando tocaban blandas porque era vuelta de pole, pero al pagafantas e impertinente sí le esperan con las más rápidas —las marcadas en blanco, que hay que explicarlo todo—. Lo que nos pone en que el hijoputilla que pretendía sacar ventaja de la ocasión (menos gasofa en el depósito y compuestos más rápidos), pasa de ser un cabrón de siete suelas a víctima, sencillamente porque nuestros abrevaderos de verdad así lo consideraron.

Sí, la prensa británica prefirió alinearse con el jeta, como hizo cuando Nico Rosberg vapuleó a su Gran Lewis —por cierto, el alemán también delató en su día que su compi británico seguía siendo en 2014 poco dado a cumplir lo establecido en las reuniones previas a las carreras [Hamilton desobedece en Hungría]—, lo que convierte a Iceman, al de Nastola y al francés, en unos héroes que no compraría ni la Disney, por moñas, mayormente, pero que son a día de hoy la base de la gramática del antialonsista de raza.

Termino. 2007 es un puto recuerdo de los tantos que tenemos, pero si les hace tanta falta a ellos se convierte en el alambique donde destilan su bilis y el lugar de donde sale la cantidad de mierda que les alimenta, ya que sin ella, lisa y llanamente no existirían.

Os leo.