jueves, 19 de julio de 2018

Ella sola se murió


Gerhard Berger (entre Marko y Lauda en la foto de encabezamiento) acaba de lanzar una serie de ideas bastante golosas para el futuro de nuestro deporte, aunque chasquee la referencia que hace a métodos democráticos y métodos dictatoriales a la hora de plasmarlas —la verdad, nunca entenderé a estos austriacos.

Personalmente pienso que no hay que imponer nada sino, más bien, convencer mucho, verbo que como es de sobra conocido, se usa en formato monodosis en la Fórmula 1 y en muy contadas ocasiones, supongo que por las gabelas de la actividad. Hay tanto dinero e intereses en juego que resulta incluso comprensible que teniendo las cosas tan aparentemente claras, hayamos llegado a un nuevo punto de crisis que es recurrentemente negado por los del «esto siempre ha sido así.»

Excepción hecha de que Berger, admitiendo que hay que dar la vuelta al calcetín incide en que Adrian Newey ha fallado en su planteamiento aerodinámico para la normativa 2017 [El gatillazo de Adrian], lo jugoso surge de sus soluciones: monoplazas más livianos, en los que la tecnología no sea ni tan cara ni tan determinante, lo que permitiría que un conductor fuese capaz de ganar con un vehículo ligeramente superior a la media, gracias a sus manos y cabeza, se sobreentiende.

El bueno de Gerhard no lo dice pero lo expresa claramente: vivimos una competición de ingenieros, en la que la diferencia en pista la marca el nivel y calidad de la ingeniería, y por supuesto, la pasta.

Soy consciente de que mucha gente se sigue preguntando cómo es posible que Fernando pueda estar pensado en dar la espalda a la Fórmula 1, pero ya son muchos los que nos lo vienen diciendo, y ciertamente desde hace mucho tiempo. Giancarlo Minardi, Flavio Briatore, Jo Ramirez, Jackie Stewart, el propio Bernie, ahora Berger: la Fórmula 1 no es sitio para pilotos porque es territorio de ingenieros.

Así las cosas, a lo peor hemos llegado hasta aquí por ellos [Javi y los ingenieros] y llevaba razón Alonso cuando dijo que no luchaba contra Vettel sino contra Newey.

Somos mayorcitos y podemos hacer las cuentas solos. Siempre ha hecho falta disponer de un gran coche para ganar un título, es obvio, pero honestamente creo que nos hemos pasado porque ahora hace falta un reglamento para lograrlo, que no es por nada, pero los vehículos dominadores duraban antes una o dos temporadas a lo sumo, y en la actualidad aplastan a sus rivales durante ciclos normativos completos, y a lo mejor la cosa tiene que ver, lisa y llanamente, con que los ingenieros también establecen las reglas.

Mi abuelo decía que entre todos la mataron y ella sola se murió. Y perfectamente puede ser eso.

Os leo.

2 comentarios:

anonimo dijo...

Este "licuado" que es la F1, tiene componentes que algunas veces amalgaman bien, pero otras no.
1- "Debe ser el pináculo de la tecnología, la cima del deporte motor" y "Debe ser pareja, con muchos coches en condiciones de ganar", finamente sazonado con "Debemos ser conscientes de no elevar los presupuestos, así abrimos las puertas a muchos equipos" ¿Pues cómo metes todo esto en tu licuado?
2- "Debe ser veloz; no puede suceder que la F1 ruede en los mismos tiempos que una F2", "Debe ser muy segura", junto con "Al público le interesa que haya muchos adelantamientos" Ya tu licuado es como un "detox" de frutilla, cebolla, chía, pollo y miel.
A la vista los resultados en 2018:
a- Cumplieron muy bien con "segura"
b- No han cumplido ni con el presupuesto, ni con el espectáculo (sobrepasos), ni con la paridad entre coches.
c- Mayormente cumplen con lo de "pináculo del deporte motor". Tal vez faltarían las llantas prometidas para 2021, pero aún no llegaron.

matador dijo...

Hola,

Es evidente que la aerodinámica se nos ha ido de madre. Ahora mismo los coches son totalmente dependientes de las simulaciones y de los túneles de viento. Qué mala pata tiene Alonso que siempre va a un equipo con el túnel de viento estropeado...) Los coches están llenos de poquitos, de rejillas y apéndices que generan diferentes vórtices en la penetración aérea. Por otro lado, los motores son de una gestión hipercomplicada... Sólo tenemos dos equipos con opción real a luchar (hemos mejorado respecto a las dos últimas temporadas, que sólo había uno) y un tercero que según el día, el circuito y el ánimo de sus pilotos...

Con lo fácil que era en la época de los Cosworth, las Hewland y los garajistas!

No creo que haya que inventar nada, sólo fijarse en las cosas que funcionaban en esta categoría o en otras y volver a ponerlas en práctica.