domingo, 22 de julio de 2018

¡La madre que parió a Peneque!


La situación personal que atraviesa Sergio Marchionne ha rebajado el nivel del ruido, no lo vamos a negar, pero el coñazo que han estado dando la prensa inglesa y alemana con las posibles trampas de Ferrari han roto la escala de Richter.

Si no escribiera a diario, si no lo hubiese mecionado mil y una veces, seguramente ni me molestaría en redactar estas líneas, pero sobre el temita en cuestión se está informado —vamos a llamarlo así—, como no se ha hablado en años sobre las mil y una trampitas y triquiñuelas que han desplegado rivales como Red Bull o Mercedes AMG y no han merecido tanta atención.

Con este nivel de exposición pública resulta hasta normal que cualquier mindundis te mencione la carga de las baterías (ES) como principal ingrediente en la recuperación de la rossa, pero no le hables de la quema de aceite en la cámara de combustión o del Pirelligate, o del S-Duct o el doble DRS, o de los mapas de soplado en frío o la flexibilidad de los alerones o el FRIC, porque se va a quedar con cara de pasmado si no acierta a contestar: pero eran legales.

Pues bien, FIA dice que eso que usa Maranello en sus coches es legal. Que ya conocemos a Charlie Whiting, pero que nos está diciendo que es legal, repito por si no lo habéis leído bien.

Entiendo que con estas cosas se puede tener la mosca en la oreja casi las veinticuatro horas al día, es más, os animo a tenerla o, en su caso, a comprarme una de las tres o cuatro cojoneras que tengo en el estudio, pero lo que no se puede hacer es tragar con el ideario de los más tramposos de todos para cargar una y otra vez sobre La Scuderia como si la italiana fuese la única que aprovecha los huecos del reglamento; que no es por nada, pero hasta hace nada alabábamos a Adrian Newey precisamente por ser el más artista encontrando fisuras en la normativa.

La Fórmula 1 rebosa tahúres. Quien no sabe hacer trampas en su seno simplemente no juega.

Ferrari se pilló a Laurent Mekies seguramente para pisar terreno firme, y lo cierto es que lo está pisando aunque sea al límite, porque la autoridad insiste en que no hay nada ilegal en la unidad de potencia de Maranello aunque los cagatintas anglosajones y alemanes, por supuesto muchos de aquí, insisten a su vez en señalarla como tramposa cuando callaron como putas en otras ocasiones, fijo que por el bien del espectáculo y el fair play.

Os leo.

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