sábado, 28 de julio de 2018

No voy a dejarte solo


Dudo mucho que leas estas líneas pero no voy a dejar de escribírtelas. Si una macaca es capaz de aullar de dolor creyendo que su cría está muerta y una orca de llevar los despojos de la suya a cuestas, durante días y kilómetros, no voy a ser yo quien te dé la espalda cuando da la sensación de que, salvo unos pocos, te la está dado todo el mundo, incluso ese vettelismo que te comparó con el Kaiser y te llamó mesías con tal de apropiarse del cavallino y hoy ni ha estado ni se le espera.

Sergio decidió, por la razón que fuese, que yo pasara un mal trago o penara alguno de mis múltiples pecados. Tú sustituyendo a Alonso en mi rossa, y yo declarando una tregua que a veces me cuesta tanto mantener que me entran sudores fríos sólo de imaginar que Enzo se me pueda aparecer en sueños para reclamarme que, aunque oveja negra, haga apostasía de mis creencias y te defienda de los lobos y el frío.

Manda cojones que en demasiadas ocasiones me hayan recriminado que no te dedico líneas como las que le dedico a Fernando.

Montar un blog es relativamente sencillo, pero visto su empeño, muchas veces pienso en por qué no se hacen uno ellos y te escriben en él a todas horas en vez de parir chuminadas en Twitter, dedicándote las entradas que hagan falta, incluso como dicen de mí, para abundar ad nauseam desde ellas en astillar a tus rivales hasta convertirlos en polvo. Pero comprendo que la cosa no es tan fácil y, además, sé perfectamente que ni Óscar ni Iron, ni mis dos Ignacios, ni mi capullo de Guillermo el de Surrey, entre otros muchos, jamás me perdonarían que hoy, precisamente hoy, no salga yo a cubrirte las espaldas, a echarte un capote o a ponerte paraguas para que no te moje la lluvia gélida de la soledad más caínita.

No, no voy a dejarte solo, Sebastian. Los que están acostumbrados a quererte y alabarte sólo cuando el viento viene de cola, seguramente no entenderán a cuento de qué te voy a decir que si no puedes hincar el diente en la salida, gestiones el Gran Premio de Hungría en términos de que hay que acabar como sea, y lo más cerca posible de Lewis.

Hemos perdido el 85% de la prueba magiar esta misma tarde y me importa una mierda cuáles han sido las razones que nos han impedido ganarla. Mañana, salvo en la arrancada, nuestras posibilidades son mínimas. Tanto mejor si entre tú y Kimi conseguís dar la vuelta a la tortilla, pero si no hay espacio para un milagro piensa en Lauda, Sebastian. Aunque no sea cierto, dicen de él que inventó la calculadora, y además, estuvo en Ferrari hasta que dejó de gustarle la pasta italiana. Dos de sus tres títulos los consiguió en Maranello, y el tercero, en Woking, también salió por purititas matemáticas.

No pienses que seré yo quien te llame cagón si mañana proteges tus opciones. Sé inteligente, pero por Dios te lo pido: acaba. Lo más cerca de Hamilton, pero acaba, que ya tendremos tiempo a la vuelta de verano para machacar a los de Brackley en terrenos menos hostiles.

Y si tus supuestos seguidores no entienden de qué va la película o pierden los nervios, vente para Nürbu. No tenemos los pintxos de la parte vieja de Donosti pero hago un marmitako y una tortilla española de chuparse los dedos. Mi casa está hasta arriba de gatos y ancianidades, pero hacemos hueco en nada y aunque sea durmiendo en catre esperamos juntos a que llegue Spa. Pero acaba, Sebastian. En Hungaroring ni una miserable oportunidad a que Lewis abra ventana más allá de los 12 puntos. Cabeza fría y todo adelante. A lo Lauda. Los tifosi y este oveja negra seguimos contigo así caigan chuzos de punta.

Os leo.

1 comentario:

Bastian dijo...

yo espero que ferrari haga un overcut a mercedes...