martes, 24 de julio de 2018

Quemando polillas


Espero por el bien de todos, que las valoraciones sobre Pierre Gasly y Brendon Hartley tengan en cuenta, a partir de ya mismo, que su trabajo en el Mundial no consiste en disputar carreras sino en acumular kilómetros y adquirir toneladas de información.

En realidad ha sido así desde el principio de esta campaña, por eso mismo extrañaba tanto que se hablase de expectativas no colmadas y de bajo rendimiento cuando la prensa colocaba al neozelandés fuera de Toro Rosso a partir de Mónaco, que mira que no ha llovido ni nada desde entonces y ahí sigue el tío.

Sin duda se hablará de estas circunstancias, y seguramente de algunas peores, como pasó con Pascal Wehrlein en Sauber, cuando herr doktor Marko decida triturarlos del todos y los medios afines jaleen al austriaco y le aplaudan porque de algo hay que vivir, toca llegar a fin de mes como sea, y bueno, en el fondo ya sabemos: el de Graz tiene mucho poder y esas cosas.

Pero a lo que vamos, en 2017 no hay previsión de que vaya a suceder salvo milagro o hecatombre, así que centrándonos un poco, sí solicitaría un poquito de rigor con estos asuntos, porque los pilotos de Faenza ni compiten ni están apostando firme por su carrera profesional, ya que han sido llamados a inmolarse por El Imperio y lo más seguro es que se quemen como polillas a la luz del fuego mientras la peña mira para otra parte. ¿Recordáis a Jaime Alguersuari? Pues eso mismo.

Y ya que estamos, y sin pretender abusar, también pediría que se cortasen un poquito los que justifican todo esto en base al consabido siempre ha sido así. Y es que no, antes no era así. Antes, un conductor se encontraba con un marrón del calibre que tienen Hartley y Gasly sobre la mesa y disfrutaban de margen para romper contrato y pirarse a otro equipo o a otro proyecto, a prosperar allí evitando no dejarse machacar por unos intereses que tienen bastante poco de deportivos.

La profesión de piloto es dura y relativamente corta, pero así y todo, necesita de luz y de focos para consolidarse. Penalizar lo que haga falta mientras Honda pulsa teclas por ver si acierta, por mucho que sea en beneficio de Red Bull y haya no sólo quien lo entienda, sino que lo defienda, no deja de ser un camino áspero de transitar cuando no se ve la luz al final del túnel, y bajo mi humilde opinión: una mala apuesta.

Marko no piensa en los chicos de Toro Rosso como pilotos, aterricemos, piensa en ellos como peones de brega, como consumibles. Ambos están siendo sacrificados por un objetivo mayor (sic) y sólo nos falta que con nuestra cobardía demos amparo a este sindiós, afirmando luego, que en la Formula 1 sólo hay sitio para los mejores.

Recuerdo las palabras de Patrick Allen en 2015. El director de Silverstone decía esto cuando llamaba mierda a nuestro deporte: «¿Desde cuándo se ha visto a un director técnico recibir los honores antes que al piloto? Simplemente debes tirar la toalla y buscar otra cosa» [La F1 es una mierda de producto].

Os leo.

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