miércoles, 25 de julio de 2018

Mi Felipe


No quiero dejar pasar este Hungría sin echar unas líneas sobre mi Felipe.

La verdad es que no quiero ni tampoco puedo, ya que Massa es casi tan Nürbu como yo o como cualquiera de vosotros. Lo adopté como quien se hace cargo de un medio adolescente sin techo y ahí nos lo hemos quedado, que bien de sobra sé que os cedo un dedo y me tomáis el brazo. El caso es que mi Felipe, nuestro Felipe, andaba dando por el saco en 2008 y había que explicar qué coño hacía allí él, tratando de tú a tú a todo un Lewis Hamilton, al mismísimo hijo del viento.

A la gente no le entra que no doy homilías, que me basta un cajón para elevarme un poco del suelo en el parque para compartir con cualquiera que quiera escucharme todas esas cosas que se me ocurren incluso cuando se hace en la cocina el sofrito del marmitako. Pero en el fondo da igual, ninguno de ellos ha tenido agallas para querer a un tipo como el paulista, y bien mirado, eso que me llevo. Escribo fundamentalmente para entender y para que con vuestros comentarios se amplíen mis miras, y como venía diciendo, en 2008 era menester aclarar qué coño hacía en Turquía el protagonista de esta entrada compitiendo con Kimi, por ejemplo, cuando nominalmente ambos vestían los mismos colores.

Mi Felipe se convirtió en el segundo de Michael cuando Barrichello se marchó a BAR-Honda, y después del empujoncito que le habían dado al Kaiser en La Scuderia, sospecho que no llevó del todo bien tener que echar una mano a Kimi, su sustituto. Pero Montezemolo era un tipo de palabra y a pesar de las apariencias, el brasileño también lo era. Total que llega Monza de 2007 y puesto que Iceman iba primero en la general, se le ordena al paulista que ayude a su compañero a coronarse Campeón del Mundo, y va mi Felipe y cumple con lo acordado.

Aprendida la lección, en 2008 quiere llegar primero a Monza él, ¡nos ha jodido!, y la primera parte de aquella temporada se convierte en una suerte de rosario cuyas cuentas se componen de pequeñas marrullerías que apenas se notan. Y llega el Gran Premio de Italia y Luca Cordero di Montezemolo pide a Raikkonen que apoye a su compañero de filas...

Kimi también es un tipo legal y cumple, incluso esperando pacientemente a mi Felipe en China, que no recuerdo qué le pasó entonces que nuestro capullete no llegaba, pero así y todo, Massa morderá el polvo de la peor manera de todas: teniendo que devolver el regalo a su propietario después de haberlo acariciado con las manos.

Mi Felipe es brasileño pero tiene alma latina, y cuando se conoce lo del Crashgate reclama que se elimine esa carrera de aquel calendario porque a pesar de haberle resultado un truño —salió de garajes con la manguera puesta y acabó no puntuando, en el decimotercer puesto—, ello supondría que el título 2008 sería suyo por 5 puntos de ventaja sobre Lewis, 3 en el peor caso. Pero vete tú a a decirle a la FIA que había que retirarle el británico aquella castaña de campeonato.

Pero me estoy distrayendo y no quiero. Mi Felipe sufre en Hungría 2009 uno de los accidentes más jodidos que recuerdo. El on-board de su Ferrari nos muestra cómo su conductor ni gira el volante mientras va recto con dirección a las protecciones. Allí se estampa.

Posteriormente asimilaremos que el brasileño ha recibido el impacto de un muelle que se soltó del Brawn GP001 de Rubinho, y que está vivo por el canto de un duro de los de antes.

Hospital, dudas sobre su estado, Badoer que le sustituye en primera instancia porque ni Schumacher quiere meterse en ese fregao, y al final es Fisichella quien trata de sacar adelante aquella negra temporada que no había Dios que reanimara.

Y mi Felipe vuelve en 2010, que es lo importante, porque a su manera, tambien él es un animal de carreras.


Supongo que salvo Noe Izumi, nadie entenderá por qué me siento orgulloso de haberle querido y quererle tanto. Pero mi Felipe, nuestro Felipe, es también una muestra de por qué nuestro deporte sigue manteniendo intacto su magnetismo. Es un torpe entrañable, pero así y todo, estuvo a punto de darle un disgusto a Lewis Hamilton y dio lugar a que Michael Schumacher le regalara en Canadá una de las maniobras más sucias que he visto, puesto que allí no se dirimía nada y cualquier ego sobraba, incluso el del Kaiser.

Obrigado, mi Felipe. Thanks, guy!

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