sábado, 28 de julio de 2018

Saint Lewis


No ha sido intercesión divina, Lewis, ni tampoco un milagro, que ya advertí el lunes pasado que había muchas posibilidades de que lloviera hoy. Han sido tus manos y una situación favorable para los W09 en su enfrentamiento contra los SF71H. No hay más, colega...

Ahora en serio, que por favor alguien le diga a Hamilton que deje de ver documentales sobre Senna, ¡pardiez!, que se le está yendo la olla cosa mala con la vena mística. Ayrton sólo hemos tenido uno, y casi cabría decir que gracias a Dios. Dejémoslo estar, y sobre todo, no juguemos con las cosas del Señor, que al paulista me consta que el Altísimo pudo bendecirlo, pero está por ver si lo del británico no consiste tan sólo en una flor en salva sea la parte.

Gorliz continúa con sus Santiagos y aquí no hay quien duerma, aunque es ver la cara de los críos y entender que todo merece la pena. Por cierto, hoy cumple tres años mi sobrina nieta Cora, a la que hago tortilla de patatas los domingos para que ella me devuelva alguna sonrisa pillina y se chive a mi cuñada Ana de cómo le robo almendras a ella... La vida, que pasa en un suspiro y si no te la bebes a sorbos te la pierdes, como decía Gonzalo Serrano que ocurre con la Fórmula 1 en cuanto te despistas.

Son las siete de la tarde cuando me pongo a escribir este texto y hemos pasado de quejarnos de Antonio Lobato a callar como putas con lo logrado por Carlos en Hungría, que sabido es que el silencio es la mejor tirita. 

Nada por aquí, nada por allá. Nada que señale el hijoputismo reinante en el garaje de Enstone cuando uno de sus chavales —da lo mismo que no fuese el elegido o el adecuado para la gesta— metía en apuros a los grandes en la clasificación de hoy. Mañana los cobardes hablarán de cualquier cosa, y en un año o dos, sólo quedarán números y estadísticas con los que seguir teniendo razón porque el tuétano de la historia se habrá convertido en anécdota.

Pero a lo que vamos. Hemos repetido tantas veces que no convenía darle aire a Lewis que produce bastante pereza recordarlo esta tarde. Hamilton está enchufado. Ha renovado con Brackley y viene de una victoria en Alemania. El británico puede resultar un patán de mil pares de cojones tratando de emular a Santa Teresa de Jesús o a Fray Luis de León, pero sobre el asfalto, si está entonado sólo cabe quitarse el sombrero y arrodillarse ante él. Hace unas horas ha vuelto a romper la baraja, y en la ratonera de Hungaro parte mañana primero con Valtteri como ángel custodio.

Los pronósticos le dan vencedor a pesar de que la muerte de Sergio haya hecho recordar aquella Monza tifosa de 1988, con Berger y Alboreto firmando un doblete rosso. Y lo cierto es que muy mal tiene que ir la cosa para que God y Saint George no miren a la tropa de Toto y Niki con su ojo bueno, y la bendigan y la mantengan como campeona de la primera mitad de esta temporada. En todo caso, ¡veremos!

Os leo.

1 comentario:

Jorge dijo...

Me ha hecho gracia la comparación son Senna. Si algo tenia de negativo este, era sus continuas referencias a Dios, pena que nadie llegara a decirle: "Ayrton, eres un poco plasta con el tema", como no habrá nadie que se lo diga a Lewis.

PD: llevo un tiempo siguiendo su blog, Jose, es realmente entretenido.