domingo, 22 de julio de 2018

Así se gana un Mundial


En Fórmula 1 la suerte tiene menos entidad que el monstruo del Lago Ness, aunque haberla hayla, como las meigas, y por eso mismo, saber aprovecharla tiene mucho más mérito del que parece.

No voy a templar gaitas, ya aviso, y aunque a estas horas está corriendo como la pólvora la especie de que Hamilton ha hecho un gran carrerón —que no es que no haya realizado un buen Gran Premio de Alemania, que os veo venir—, tampoco hay que ponerse a caminar sobre las aguas porque Saint George ha venido a ver al de Tewin y también es justo reconocerlo.

Estratégicamente hablando, Mercedes AMG se ha vuelto a portar como una perfecta pardilla, alcanzando el climax en ese momento épico/festivo en que a Lewis se le ha ordando que entre a garajes y que se quede sobre el asfalto en el intervalo de menos de un segundo. Ha habido suerte, mucha, porque si el británico llega a entrar sin pensárselo dos veces, a estas horas la película sería bien diferente.

También ha habido suerte en que Charlie Whiting no haya visto o no haya querido ver, ejem, ejem, que Hamilton se reincorporaba a pista tras haber tomado la entrada al pitlane dejando atrás el bolardo que demarca lo que es la calle de acceso a los boxes. Y por supuesto, ha habido mucha suerte en que Ferrari haya sacrificado a Kimi para que que al final, el que se haya inmolado tontamente haya sido Sebastian.

Lo de Bottas es razonable o me lo parece, porque la ocasión la pintaban calva y habría sido bastante bobo dejar que el finlandés disputara la posición a Lewis cuando éste llevaba en su coche zapatos bastante viejos. Honestamente creo que Brackley ha hecho lo correcto, tanto es así que ha ganado en casa y ha recuperado el trono en ambas tablas (constructores y pilotos) de una misma tacada.

Dicho esto voy a repetir lo que digo siempre que pasan estas cosas: la suerte es un ingrediente más de las carreras y es menester buscarla y atraparla al vuelo en cuanto aparece, y en este sentido, a Hamilton hay que darle un 10.

Salía muy atrás y ha sabido llegar ileso delante. Mientras se esperaba la aparición de la lluvia ha aguantado como un jabato, cuando ha llovido ha protegido sus opciones, y cuando se ha encontrado todo de cara lo ha resuelto con maestría. Y hoy, hace escasamente un rato, se puede decir sin temor a errar que todo esto vale por un Mundial, lo que sustantiva que cuando Lewis está enchufado da gusto verle correr, incluso cuando aspirando a bastante menos, ha sido capaz de nadar y guardar la ropa hasta conseguir la victoria.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y qué puntuación le ponemos a tu piloto fetiche, Chema?

Cao Wen Toh dijo...

Pues eso; que adelantar sin crear ningún peligro durante el coche de seguridad son 10 segundos porque lo dice el reglamento, y esos mismos 10 segundos que una vez le pusieron a Kimi por rebasar con las cuatro ruedas la línea del carril de entrada y salida a boxes, al Mierda no se le aplican, ni siquiera volviendo a pista sin mirar y acelerando tranquilamente, porque el reglamento se puede interpretar. Mira que me he reído con la torpeza del Mierdecilla, pero lo de Charlie da mucho ASCAZO. Hoy, entre Mercedes y el jefe de los comisarios, le han follado la carrera Bottas.