Supongo que me equivocaré, no sería extraño, pero como conocéis de sobra los viejos de este anciano lugar, mi lectura de las últimas dos 24 Horas (2018 y 2019) siempre puso su énfasis en la victoria de un piloto japonés con una marca japonesa. Y bien, puesto que la nipona del cuento es Toyota y el hijo del sol naciente del Supercampeonato pasado era Kazuki Nakajima porque la tripulación del vehículo número 8 acumuló más merecimientos que la del 7 durante el calendario, tampoco di demasiadas vueltas al resultado final ni mucho crédito a las abundantes teorías de la conspiración que surgieron.
A ver, tampoco me he vuelto lelo. Toyota juega con mucha ventaja aquí pues tiene un piloto nacional en cada uno de sus coches. Lógicamente también dispone de dos vehículos y, bueno, supongo que entonces hubo que gestionar la situación sin necesidad de solapas y, al final, para muchos, en 2019 ganaba el japonés equivocado, ergo se montaba la de Dios, qué os voy a contar.
Este año es diferente, el coche número 7 ha hecho más méritos durante la campaña que el 8 y Kobayashi tiene todas las papeletas para coronarse campeón del WEC, de forma que con vuestro permiso, este próximo fin de semana iré a muerte con Pechito, Mike y Kamui, ya que tienen toda la pintaza de vencer en La Sarthe salvo que la carrera elija otro ganador, Dios no lo quiera, aunque tampoco dejaré de la mano a Brendon, Sébastien y Kazuki por aquello de lo que pudiera pasar.
Este año es diferente, el coche número 7 ha hecho más méritos durante la campaña que el 8 y Kobayashi tiene todas las papeletas para coronarse campeón del WEC, de forma que con vuestro permiso, este próximo fin de semana iré a muerte con Pechito, Mike y Kamui, ya que tienen toda la pintaza de vencer en La Sarthe salvo que la carrera elija otro ganador, Dios no lo quiera, aunque tampoco dejaré de la mano a Brendon, Sébastien y Kazuki por aquello de lo que pudiera pasar.
Hasta aquí mi quiniela. Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario