lunes, 28 de septiembre de 2020

Buscando la perfección

Imaginemos por un momento que la Liga Profesional de Fútbol decide, por reglamento, limitar la potencia de las patadas de los futbolistas porque el fabricante de balones no es capaz de asegurar la calidad de su producto ante el ímpetu balompédico de los hombres que saltan al campo después de haber entrenado como cosacos, para ser más rápidos en el manejo de la bola y más certeros y fuertes impulsándola...

Seguramente nos partiríamos la caja porque es una situación de esas que decimos de mear y no echar gota, impensable en un deporte profesional que pretende vender espectáculo, aunque es, precisamente, lo que va a suceder en el pináculo del motorsport en 2021: se tratará de limitar la carga aerodinámica que originan los vehículos para evitar que las ruedas se destrocen.

Pirelli aquí tiene mucha parte de razón, si no toda. Los equipos rechazaron la gama 2020 pactando con el fabricante prolongar la de 2019, ya que, en 2021, se estrenaba normativa con llantas de 18 pulgadas y total pa'qué. El caso es que el coronavirus ha roto todos los planes. Lo que valía par 2020 debe valer ahora también para 2021 porque las nuevas reglas llegarán en 2022. Y el caso es que, como la evolución en los monoplazas resulta imparable, los compuestos se han quedado viejos y no son capaces de dar respuesta adecuada en pista.

Lo rijoso del asunto estriba en que, por ahorrar unos euros, las escuderías se han visto abocadas a un gasto extra para la temporada que viene, invertido en unas soluciones que no serán adaptables a los coches de 2022. 

Siempre nos quedará París, que decía Rick Blaine, y por supuesto, las parrillas invertidas de Ross Brawn, y esa maravillosa sensación de que, en Fórmula 1, existe una razón indescifrable para el aficionado que faculta que la actividad resulte perfecta sí o sí, de día y de noche, caiga quien caiga, incluso sin que haga falta que Jean Todt nos aclare que todo es por nuestro bien.

Os leo.

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