martes, 22 de septiembre de 2020

No escupir al cielo

 

Dice un viejo refrán español que quien al cielo escupe a la cara le cae, y viene de perlas recordarlo porque no ha existido Mundial de Resistencia más zarandeado que el 2018/19 por aquello de que resultaba muy facilón para Toyota Gazoo. 

Bueno, también tenía su aquél en el asunto que las redes sociales suponían el sitio ideal para discutir sobre el sexo de los ángeles o tasar la calidad de los campeonatos sin tener en cuenta que si Peugeot, Porsche y Audi, habían decidido no participar, poco se podía hacer salvo agarrarles por las solapas para obligarles a intervenir y así dar caché a los posibles títulos, y, fundamental, para demostrar ante el mundo que Toyota sólo es capaz de ganar cuando no hay nadie que le tosa, básicamente como hace Mercedes AMG en Fórmula 1.

También estaba el asuntillo de cierto asturiano que había encontrado hueco en una de las dos tripulaciones oficiales de la japonesa. 

No es un tema menor, sin duda, pero no hace el caso tocarlo en esta entrada porque el meollo de la cuestión consistía en devaluar el Supercampeonato por escasa participación de marcas de renombre, porque la multinacional de Aichi con base en Colonia era la única fábrica entre equipos privados, porque la categoría LMP1 quedaba muy rara con la incorporación de escuadras propulsadas por el motor Gibson de LMP2 aunque aumentado en prestaciones, y, en líneas generales, por las avellanitas morenas de los apasionaditos criticones que no aceptaban que, a veces, el Mundial de Resistencia sobrevive como puede (no era la primera vez ni será la última), y que, en vez de sacudirla, Toyota merecía un monumento por haberse echado el WEC a las espaldas.

La cosa, como venía diciendo, es que el Supercampeonato 2018/19 quedó muy facilón a decir de los ex-pertos, y existió un cierto aire de tranquilidad cuando Alonso dejó la Resistencia con su Mundial bajo el brazo así como un puñado de victorias entre las que se incluían las 24 Horas de Le Mans en sus ediciones de 2018 y 2019. Había tranquilidad, claro que sí, porque el WEC (World Endurance Championship FIA) podía recuperar cierta competitividad...

El caso es que el Campeonato 2019/20 sólo la ha encontrado cuando el Success Handicap ha beneficiado descaradamente a Rebellion aunque, a cambio, suponía un coñazo ver a los TS050 poco menos que arrastrase con una mano atada a la espalda. Ginetta LNT ha participado poco, muy poco, la propia Rebellion anunciaba que se retiraba a final de temporada —será la base del futuro equipo Alpine de 2021 [Alpine Endurance Team]— y visto lo visto, ha adelantado planes y no participará en las 8 Horas de Bahrein, lo que nos deja en que la categoría grande sólo contará con los dos Toyota.

Aunque suelo columpiarme mucho con esto de la facilidad con que se baten récords y se logran títulos en F1, mi respeto por la Resistencia sigue en niveles altos. Hay que acabar las carreras y hasta el banderazo final no hay nada dicho, ni siquiera ahora que el karma ha devuelto a los entendidillos un final de sesión algo descafeinada.

Os leo.

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