lunes, 28 de octubre de 2019

Max en 0,0%


Que Max Verstappen se haya coronado Driver of the Day en el Gran Premio de México delata lo malito que anda el patio y lo poquito que valen estos triunfitos. A cuenta de las elecciones de abril pasado, me decía mi buen amigo Elías que el político no habla bobo para que le entienda todo el mundo, habla bobo porque no sabe hacerlo de otra manera y, básicamente, porque al otro lado no hay nadie que le contesta: ¡hágame el favor de respetarme la inteligencia!

Al FOM había que decirle esto mismo, y a la FIA también, por tolerarlo. Mucha seguridad vial, mucho Halo, mucha concienciación, pero en el Hermanos Rodríguez un gilipollas que no distingue la diferencia entre arrojo o dureza y conducción deportiva, se proclama Piloto del Día por votación popular y con la aquiescencia de las autoridades, que tampoco vieron nada malo ni punible en sus macarras evoluciones en pista.

Al final, pienso, nos estamos haciendo daño y se lo estamos haciendo al espectáculo y al chaval.

A nosotros porque así devaluamos la actividad, de forma que quien cumple las reglas y las respeta se ve avasallado por especímenes como el holandés, quien encima obtiene premio. Al espectáculo porque se vuelve a demostrar que la normativa no sirve ni para papel de water. Y a él, a Max, porque al final se va a pensar que en la segunda década del siglo XXI resulta aceptable conducir en la máxima categoría como un puto pollo sin cabeza. ¡Joder, si hasta Kevin Magnussen parece una hermanita de la caridad comparado con Verstappen en México!

El hijo de Jos es rematadamente bueno pero creo que le ha llegado el momento de recibir los dos guantazos que no le ha dado su padre.

Se le ha tolerado de todo, la cosa ha llegado demasiado lejos y sería aconsejable que alguien le dijera en serio: ¡basta!, y a Heineken, que se vaya buscando otra estrella holandesa para destacar en la Fórmula 1 y para promocionar su cerveza 0,0% de alcohol, porque el  Driver of the Day del Gran Premio de México muestra demasiada tendencia a pasarse de rosca y a perder la pinza.

Os leo.

2 comentarios:

pocascanas dijo...

La votación también es un síntoma del público que vota: veo un sesgo adolescente en esa mayoría que aplaude el incumplimiento de las reglas.
Quizás votando a Verstappen pretendan además quejarse del pobre espectáculo que ofrece hoy día la categoría, cuestionando sus normas. Pero esto último es sólo una interpretación mía.

Saludos

Lastra dijo...

Donde quedó aquel Verstappen de la primera mitad de temporada, del que todo el mundo decía que había madurado y que ya era un piloto asentado, hecho y derecho... Parece que la cosa no es tan sencilla y que la cabra tira al monte a la mínima que las cosas no le salen como quiere.

En serio este chico es incapaz de retener la lengua ante la insistencia de un par de periodistas insolentes? En fin, al final la extrema juventud tiene cura con el tiempo, a ver si a Max le llega para campeonar un día de estos.

Yo, las palomitas las tengo en el horno.

Saludos.