domingo, 27 de octubre de 2019

¡Te han cazado!


Tanto va el cántaro a la fuente que, al final, ha sido un de no creer. Max se saltó las banderas amarillas y consiguió la pole en el Hermanos Rodríguez, y fardó en la rueda de prensa de haberse limpiado salva sea la parte con ellas y, luego, lo de siempre: los que andan llamando fanático a todo quisque en redes sociales, que salieron a valorar si saltarse la norma es bueno o malo, a decir que no le vas a pedir a un piloto de raza que afloje cuando ha visto a Valtteri escoñao y a unos señores con mono de trabajo agitando unos trapos desde los laterales de la pista...

Era muy tarde en Gorliz. Andaba yo esperando algunas instantáneas de la costa vasca o de Bilbao y pensando en escribir pérfidas entradas, cuando la FIA decidió que Verstappen había hecho el indio y le anulaba su mejor tiempo y le metía tres plazas de castigo. Total, el holandés sale hoy cuarto en parrilla aunque si soy honesto con vosotros yo le habría mandado a salir desde el pit-lane, no por la moñada en pista, sino por sacar pecho públicamente de lo que a todas luces fue una actitud negligente que podía haber tenido consecuencias.

No me gusta el reglamento deportivo y mucho menos su aplicación arbitraria, pero está ahí para ser cumplido más allá de que a los aficionados nos parezca justo o injusto. Eso sí, los pilotos tienen la obligación de hacerlo, y a rajatabla, y quien de ellos se lo salta a la torera, lo último que merece es que le riamos las gracias cuando, además, tiene los santos cojones de admitir que ha hecho caso omiso a un aviso ordenado por Dirección de Carrera.

México pillaba lejos a la marea naranja y no existió la presión ambiental que sufrió la Federación en Austria de este mismo año, también es verdad.

A Max Verstappen le pillaron con las manos en la masa y le ha caído una sanción que personalmente considero liviana. Tampoco os andéis preguntando si salieron a la palestra las banderas amarillas de Brasil 2012... Salieron, ¿cómo no iba a hacerlo? Cualquier cosa vale para seguir teniendo razón aunque no la tengamos. Y, obviamente, Max está triste y cariacontecido después de saber que le han cazado, como le pasó a Vettel en Canadá. Y seguimos buscando los límites, que no falte nuestro clásico más añejo [¿Dónde está el límite? (22-06-2019)].

¿Era roja o amarilla?, ¿sucedió dentro o fuera del área...? Y luego dicen que no hay que portarse futbolero.

Os leo.

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