viernes, 25 de octubre de 2019

El vuelo de la mantis religiosa


A Carlos Sáinz le dedicaba un artículo Mark Hughes el 19 de este mes [Carlos Sainz reaching potential with McLaren as he enjoys superb 2019]. La verdad es que con el bueno de Hughes F1 Expert nunca se sabe si es bueno o malo que pose sus ojos en ti. En principio está bien que lo haya hecho y no vamos a ser tan vulgares como para rechazar este caramelo que, más que descubrirnos algo que no supiésemos del madrileño, delata un Mark envarado, algo incómodo, como con un palo alojado en salva sea la parte, que diría mi abuelo.

En fin, dicen que es bueno que hablen de uno aunque sea para echar pestes, que no es el caso, repito por si no ha quedado claro, así que hay que plegarse a la evidencia de que hay que agradecer la molestia que ha podido suponerle a una de las mejores plumas british tener que referirse al brillante líder de la liga B, ése que aunque no se vea demasiado en las retransmisiones ha encontrado en la McLaren de este año el caldo de cultivo perfecto para destacar...

Soy más directo y no recibo órdenes ni insinuaciones de nadie, gracias a Dios, y habría abordado el texto cargando las tintas sobre una Red Bull que no reparó gastos en intentar anular al español cuando estaba en Toro Rosso, que lo puteó malamente cuando se disponía a renovar con Renault —tuvimos suerte con esto, sí señor, y lo admitimos—, y que habrá comenzado a encender velas en Milton Keynes, imagino, para que no suceda que en 2020, siempre y cuando el MCL35 salga buenorro y castañete el RB16, lógicamente, Sáinz ajuste cuentas en la pista con Max Verstappen, con herr doktor Marko, y con las hordas de periodistas bienpagaos que no mueven un músculo si no se lo indica quien les suministra el sobre a final de mes.

No sé si es el caso con el británico, pero tampoco me importa demasiado. No me gustan los gin tonics ni me fio demasiado de los que empiezan a largar a partir del cuarto. Empujado o no, Hughes no recurre a fuentes anónimas ni a ninguno de sus otros trucos habituales. Ha brindado un ejercicio de periodismo de oficio a un Carlos Sáinz que a mi modo de ver merecía algo más profesional. Nuestro zagal tiene 25 años y está liderando el proyecto de Woking en un año complicado después de haber tomado el relevo a Fernando Alonso, y lo más importante para lo que me ocupa esta tarde: con su buen hacer ha conseguido que una de nuestras vacas sagradas se fije en él y le dedique unas líneas.

Os leo.

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