martes, 22 de octubre de 2019

La marcha y sus excesos


Mira que llevo años metido en este fregao y he visto cambios de reglamento como para parar un tren, y el caso es que me sigue maravillando la capacidad de los equipos para encontrar desacuerdos y complicar las cosas hasta la extenuación, cuando, por pura lógica, deberían ser los primeros interesados en mejorar el espectáculo, y cuanto más rápido mejor.

Les va la marcha, sin duda, aunque también tendrá que ver algo el sistema impuesto por Bernie, que mucho anda recomendando el lo tomas o lo dejas con cañón de pistola en el pecho, pero a la hora de la verdad, por evitar que la FIA impusiera sus reglas unilateralmente, prefirió proporcionar automáticas del 9mm Parabellum a todo aquel que estuviese dispuesto a echarle una manita, a recibir favores y a devolverlos, of course!

La Fórmula 1 no se entiende sin este componente corrupto que la hace tan característica. Lo lleva en el ADN. Es magnético, sí. Tiene su atractivo ver cómo se llenan de porquería como si fuesen gorrinos en un lodazal empresas dirigidas por gente adulta, ofrece mucho material al periodismo moderno, pero todo tiene un límite y lo está traspasando esto de las convulsas negociaciones con vistas a consensuar un miserable reglamento a partir de 2021.

No hace falta que queden a cenar, ni mucho menos que se metan en la misma cama para dormir o folgar; basta, eso sí, que las escuderías piensen en su futuro, que a la postre es el de todos nosotros. Les va la marcha, desde luego, pero también son un puto coñazo y me apetecía dejarlo por escrito.

Os leo.

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