viernes, 18 de octubre de 2019

Pues no


Pues sí, apenas menciono a Sebastian Vettel salvo lo imprescindible para que se entiendan mis textos, que aquí se ve que uno peca siempre por acción o por omisión. No hay mucho que decir, la verdad. En lo tocante a la opinión que tengo del alemán no me ha defraudado y resultaría bobo por mi parte insistir en cosas que he dicho hasta la extenuación, que lamentablemente no sirven de nada ahora mismo. Ferrari ha perdido los dos títulos y gracias a su amable y desinteresada contribución, es dudoso que ni él ni Charles alcancen el subcampeonato.

No se trata de hacerle una cama de silencio ni nada por el estilo. Consiste en que el hombre, ahora mismo, muestra poquito recorrido. 

Y sí, continúa siendo tetracampeón del mundo, pero la cosa le queda tan lejos que ni puede recurrir a ello como hizo Michael Schumacher con su heptacampeonato en su retorno a los circuitos en 2010.

El de Kerpen seguía imponiendo a pesar de las horas bajas. Destilaba autoridad incluso arrastrándose en aquellos pérfidos Mercedes GP previos a la época de dominio de la estrella de tres puntas. El Kaiser lo mismo se bajaba del auto y amonestaba a los rivales que soltaba un latigazo en pista a Felipe Massa en Canadá o llevaba contra el muro a Rubens Barrichello en Hungría. Para eso hay que valer, y hay que tener mucha inteligencia para sintetizar en una frase el mal de nuestra actual Fórmula 1: «es como ir pisando huevos...»

Michael tenía agallas, daba muestras constantes de brío, de raza, y no dudó ni tanto así en molestar a su antiguo jefe, Luca Cordero di Montezemolo, teniendo un gesto con su compatriota que perjudicaba a Ferrari en Interlagos 2012.

Vettel no es así, repito. No da juego ni se inventa cositas como Lewis Hamilton con tal de mantenerse en el candelero y distraer la atención. Para él, la última carrera es la que vale y carece de recursos para que pensemos en otra cosa que no sea que en Suzuka partía desde la pole y cometió un pequeño error en la salida que ni siquiera le sancionaron. ¿Qué escribes más allá de esto?

Así que por no herir sensibilidades, va como imagen de entradilla la de un fantástico Porsche 910 circulando por una carretera entre frondas, árboles y vegetación, pues imagino que habrá oportunidades para hablar de Sebastian Vettel de aquí a que termine todo en Abu Dhabi.

Os leo.

1 comentario:

Lastra dijo...

Es algo que no se explica la cantidad de valedores que sigue teniendo este chico a pesar de su anodino carácter ausente de carisma. Bueno, solo hay una cosa que lo explica: el antialonsismo exacerbado que une más que el superglú.

Y no es broma, no, el antialonsismo une a gente tanto de aquende como de allende los mares. Cuando no es la política, es el odio a la antaño potencia expoliadora (lo que también es política); cuando no, es simplemente el cabreo que les genera que un pinche español se atreva a mirar de igual a igual a la flor y nata germano británica de la F1, porque eso a quienes siempre han estado agachaditos ante los amos les deja en evidencia.

En fin, que con la victoria en Singapur y la pole en Suzuka los alicaídos vettelistas se han venido arriba y eso que algunos son ferraristas, pobres...