miércoles, 23 de octubre de 2019

Las lunas de Endor


Mucho se habla de la simbiosis entre Sebastian Vettel y Adrian Newey, de la extrema dependencia del astro alemán con sus coches ganadores de la etapa 2009 a 2013, pero se pasa de puntillas, muy de puntillas para mi gusto, sobre la pérdida de poder que ha sufrido la varita del Mago de Milton Keynes desde que el negocio prefirió mecerse en los brazos de Mercedes-Benz en vez de en los de la austriaca.

Podríamos charlar largo y tendido sobre la cantidad de irregularidades que rodearon el imperio de Red Bull en los circuitos de Dios, pero supondría herir sensibilidades, levantar alguna que otra ampolla y lo más grave: que más de uno se atreviera a sacar la conclusión —errónea, por supuesto—, de que el virtuosismo de Sebastian Vettel ha tenido demasiado que ver con la tolerancia y permisividad de la FIA en los planos técnico y deportivo.

Gracias al Altísimo hoy no tengo ganas de echar el guante al de Heppenheim, por eso he hablado en el párrafo anterior de irregularidades y no de ilegalidades, de tolerancia y permisividad en vez de prevaricación pura y dura, ya que lo importante para lo que nos ocupa es que si la Federación no ha sancionado en contrario no cabe ni poner una coma, aunque resulta chocante que Adrian Newey siga pariendo portentosas ideas y explorando agujeros normativos pero no de en el clavo como antaño.

Es sintomático, o me lo parece, ya que da la sensación de que si la FIA no te mira con buenos ojos, ni el mejor ingeniero de la parrilla es capaz de sacar la cabeza del hoyo.

¿Podríamos llamar a esto gracia divina?, seguramente, en todo caso, que es a lo que vamos, con éste son 6 años que el Mago de Milton Keynes no acierta, o no le dejan que acierte, o se ha decidido en las instancias superiores que es mejor que acierten otros, que también podría ser.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues 2014 ha sido el final del matrimonio RedBull-organización.

https://www.racecar-engineering.com/news/red-bull-wings-deemed-illegal/

Lo que hasta ese entonces era una implementación ingeniosa y presente en los diseños de los demás coches (Whiting, respecto de la flexi-noose) pasó a estar prohibida.

Newey sufrió la falta de potencia de Renault. Aún así, nadie que no sea Él fue capaz de ganar con un impulsor galo. Sigue siendo un mago, y su varita, aunque la más poderosa, no hace milagros.