sábado, 23 de junio de 2018

Jodidas casualidades


Sin duda es una jodida casualidad que la segunda vez que se usan los tipos de neumáticos que decía Isola que apenas suponían cambios con respecto a los normales, Mercedes AMG vuelva a demostrarnos que es un lobo con piel de cordero...

Yo pensaba que no, pero finalmente ha sido que sí que Brackley ha estrenado evolución en su unidad de potencia —en algunas cosas soy como el bendito Santo Tomás, lo reconozco—, y así, supone otra jodida casualidad que la anglo-germana haya escogido Francia para implementarla en el W09 cuando, precisamente, el Paul Ricard era la segunda cita prevista para la aplicación de las gomas que son prácticamente iguales a las otras, pero tienen 0,44 milímetros menos de radio y a saber qué más, porque con estas casualidades uno nunca sabe.

Es cierto que teníamos todo esto más o menos previsto. Ya no sale aquél humo de los garajes de Ferrari, se habla poco del fondo plano del SF71-H y de aquellas novedades creativas que permitían un soplado extra sobre difusor y parte inferior del ala trasera del coche italiano. Tampoco se habla mucho del aceite ni del Party mode. En realidad todo ha quedado como en suspenso mientras empiezan a copar nuestra actualidad las coño y jodidas casualidades.

Que ya es casual también, me digo, que a Hamilton se le haya visto vivo de verdad hoy en clasificación (¡por fin!), volando entre esa maraña de colorines que ocultan un circuito que parece el supercrucigrama de los domingos o el laberinto del Minotauro.

Todo encaja y no sé de que me quejo. Lo veníamos advirtiendo: todos ceden un poquito y todos ganan algo a cambio. Es razonable y normal, por eso estos azares resultan tan jodidamente casuales. Total, que aunque mañana sea San Juan le he encendido hoy una vela a Santo Domingo de la Calzada para que ande listo e impida que la ingeniería deje de ser una disciplina rigurosa y pase a ser el producto de un cúmulo de casualidades.

En fin, que os leo.

1 comentario:

Bastian dijo...

#blessed

God is the greatest....

ahora resulta que Hamilton ha sacado petroleo de ese Mercedes que no va ni para delante ni para tras