sábado, 23 de junio de 2018

¡Que no decaiga!


Por suerte, o desgracia, no lo sé, Nürbu no es una relojería suiza. Mucha gente me pregunta cómo es posible que tenga éxito una iniciativa tan peculiar (cierto éxito, según algunos juntaletras), y siempre contesto lo mismo: aquí no hay normas, y esto, en un mundillo tan encorsetado como el nuestro, siempre supone una ventaja.

Ahí fuera no se puede enlazar un artículo de la competencia porque los jefes te crujen, pero en Nürbu enlazo lo que me da la real gana porque el jefe soy yo. Ahí, donde antes, no se puede publicar a ciertas horas porque se pierden visitas, pero aquí publico cuando me pega el aire y tengo algo que decir, pues me importan bastante poco las coño visitas. Ahí, en ese sitio, la gente escribe para prosperar, para buscar una plataforma que la ayude a catapultarse a otros lugares, mejores, claro, pero aquí, echo el ratito las veces que haga falta porque me entretengo y me divierto sin necesidad de ser empalagosamente apasionado ni tener necesidad de engañar a nadie.

Hoy, por ejemplo, después de la mordida de polvo de los MCL33 en el Paul Ricard, me apetecía poner una imagen de las barricadas de Los Miserables, gritar ¡podemos, nada está perdido!, saludar estos tropiezos porque a la postre ellos nos harán más grandes cuando lo consigamos. Pero os entiendo, necesitáis un chute de optimismo de ése que pierde jamones. Una pizca de locura que os permita conciliar el sueño... y aunque no tengo demasiadas respuestas, para qué os voy a engañar, he cambiado de derrota y nos alejamos de la costa. Foto de Fernando en Le Castellet y ahí que vamos...

Os cuento. Soy consciente de que me las traigo con abalorios al teclado. Entre mi tendencia natural a las frases subordinadas y que algunas jornadas resulta desesperante escribir debido a las innumerables interrupciones que sufro, comprendo que a muchos les resulte áspero de leer lo que cuento. Otra cosa es que mi discurso sea (siempre) jodidamente consistente y claro, tanto que en septiembre pasado trato de aclarar que no se está salvando a Honda sino a Renault con el cambalache del cambio de cromos entre McLaren y Toro Rosso, y hoy es el momento en que después de haber dedicado varias entradas al asunto, podría resolver lo que está sucediendo aludiendo a los correspondientes enlaces a mis propias entradas.

Tranquilos, os voy a ahorrar el trance. Pero si hace quince días incidía en que que Red Bull estaba torpedeando la evolución del fabricante Renault, y, por tanto, la progresión de Enstsone y Woking, y esta misma semana me felicitaba por la decisión de la austriaca de anunciar que se quedaba con Honda para 2019 ya que ello desatascaba una situación bastante enconada. Sinceramente, no hace falta irse muy lejos para entender qué ha sucedido en tierras francesas. Hemos ido con el pie cambiado, punto.

Cyril Abiteboul apremiaba en mayo a Milton Keynes para decidir qué hacía con su vida antes de que terminara el mes, y esto coincide con la previsión que tenía McLaren de que en Canadá se iban a resolver sus problemas. Montreal va en junio, y las prisas del parisino tienen su miga porque surgieron antes de Mónaco, por tanto, en mayo.

Bueno, herr doktor y su hermano el actor secundario Horner sabían perfectamente qué estaban haciendo mientras afirmaban públicamente que seguían deshojando la margarita de posibilidades para la temporada que viene, pero el cronómetro jugaba en contra de Renault y McLaren. Nos pusimos entonces en que para Austria estaba todo arreglao. Pero surge la noticia, la gran noticia, esta misma semana y ¡hombre de Dios!, no ha habido tiempo para cambiar el paso y podemos explicar lo del Paul Ricard esta misma tarde, en que se está trabajando como ha obligado a hacerlo Red Bull, no como querríamos todos.

La falta de caballos en las rectas del Paul Ricard duelen hasta el más pintado, pero el MCL33 sigue resultando celeste en el paso por curva amplia.

Falta, obviamente, lo que debería estar en la columna del haber desde antes de Canadá.

Normal que las correlaciones entre el túnel de viento y lo que dice la pista no coincidan. El conjunto no está hecho. El morro y las novedades estrenadas en Montmeló se correspondían con la previsión de una escaleta que ha dinamitado la de Mateschitz con anterioridad a Montreal. Toca asumir los daños, acusar el golpe, apretar los dientes y esperar a Austria o Silverstone, para ver realmente qué coño estamos manejando.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No comprendo José... Buenas tardes antes que nada!

Redbull pueda estar tocando las narices con su deshojar la margarita, pero Carlos Sainz casi nos ha demostrado hoy que la oficial de Renault es cuarta fuerza en pista.

Mclaren no sólo parece perdida, sino que lo está. Como la sigan descuidando, se marca otro Williams.