lunes, 11 de junio de 2018

Joakim [#BlueTrain/005]


La edición de 1972 de Las 24 Horas de Le Mans es la que supone para Graham Hill la consecución de La Triple Corona [Una segunda oportunidad #25TLM15 (03)], y para los españoles también tiene un significado especial pues disfrutamos de nada menos que de 7 compatriotas sobre el asfalto de La Sarthe.

La Escudería Montjuich presentó 3 vehículos. En la categoría Sport un Porsche 908/3 tripulado por Juan Fernández, Eugenio Baturone y Paco Torredemer; en la GT, dos DeTomaso Pantera, de los cuáles, uno fue conducido por la pareja compuesta por Fernando de Baviera y José María Juncadella (tío de Dani), y el otro, por los suizos Herbert Müller y Cox Kocher. 

Alex Soler-Roig disputaría la prueba integrado en el equipo alemán Ford Motor Company, al volante de un Ford Capri 2600RS de la categoría Tourisme. Y por último, Jorge de Bagration, que condujo el Lola T280 dorsal número 7 de Ecurie Bonnier Switzerland...

Y bien, hoy vamos a hablar de la otra unidad porque era la que conducía el protagonista de esta entrada: Jo Bonnier, el sueco Joakim Bonnier, cuando perdió la vida en un desafortunado y terrible accidente que tuvo consecuencias en términos de seguridad para el año siguiente, edición en que se reforzaron tanto los anclajes de los cinturones de seguridad al cockpit como sus sistemas de cierre.

El Lola T280 era una barqueta abierta que iba propulsada por un motor Costworth de 2.993 cc., novedosa en aquel momento pues el fabricante británico la había estrenado en los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires celebrados en enero. También resultaba asequible en precio, lo que la hacía muy golosa para aventuras como la que había propuesto Bonnier a su socia, la fabricante de quesos suizos Switzerland Cheese. Y fundamental para disputar un Le Mans: era rápida y de fácil mantenimiento y reparación, pues los repuestos eran abundantes y baratos y tanto el propulsor como la caja de cambios —Hewland DG 300 manual de 5 velocidades—, así como la estructura portante y el diseño de las supensiones, eran viejos conocidos para los mecánicos de la época.

Así las cosas, Ecurie Bonnier Switzerland inscrible dos coches en las 24 Horas de Le Mans de 1972. El número 7, conducido por el ya citado Bagration, el portugés Mário Araújo Cabral y el belga Hughes de Fierlant. El número 8, tendría al volante a Gérard Larrousse, a Gijs van Lennep y al propio Bonnier...

Y cuando la unidad 8 lleva 213 vueltas completadas a las ocho y cuarto de la mañana, Joakim apura el adelantamiento por el interior al Ferrari 365 GTB/4 (Daytona) de Florian Vetsch y levanta el vuelo comenzando a girar en el aire para aterrizar destrozado en una zona de árboles y bosque bajo lateral a la pista. Vetsch para su coche y mientras éste se consume entre las llamas atraviesa la calzada con la intención de socorrer a Bonnier. Vic Elford hará lo mismo con su Alfa Romeo 33TT3: frenará y buscará salvar a Florian del incendio, pero el Ferrari está vacío y entonces comprende dónde ha ido el piloto sueco...

Es tarde para cualquier tipo de ayuda. Joakim, Jo, ha salido despedido de su barqueta y su cuerpo yace muerto entre los matorrales.

Os leo.

1 comentario:

Capitagrunyete dijo...

Un buen piloto, pero sobre todo un caballero dentro y fuera de la pista.