sábado, 15 de diciembre de 2018

La buena mentira


Dicen que a falta de pan buenas son tortas. La Formula E acaba de arrancar su quinta temporada en Ad-Diriyah (Arabia Saudí) con victoria de António Félix Da Costa, y resulta curioso comprobar cómo hay demasiado aficionado al motor que sigue observándola de lejos y desde el escepticismo.

Imagino que se podría cerrar el asunto afirmando que parece que está tardando en cuajar entre los amantes del automovilismo deportivo...

Pero la FE se supone que es el futuro y vamos en pos de las energías limpias, aunque luego nadie mencione las pilas o lo que cuesta en términos verdes, o de qué manera limpia se producen los materiales que componen cada vehículo o se habilitan los circuitos para que se pueda disputar en ellos cualquier EPrix. Y las marcas que dan su apoyo, y las cifras que avalan el éxito del fenómeno... Y a muchos se nos queda cara de panoli porque así y todo se perciben muchas cosas que no encajan.

Yendo a lo fácil, la Formula E sí sirve para limpiar la imagen de algunos fabricantes. El CO2gate ha dejado víctimas y la industria ha buscado refugio en una competición que asegura, al menos sobre el papel, la imagen de sostenibilidad ecológica y respeto por el medio ambiente, básicamente porque otras disciplinas del motorsport no pueden hacerlo.

Me cuesta asimilarla del todo. Hoy, por ejemplo, en alguno de sus tramos, el trazado de Ad-Diriyah parecía sacado de una película de zombies postapocalípticos. Acción en pista sí, pero a mi modo de ver demasiado lío con el Fanboost y el Attack Mode. ¿Se puede llamar a esto éxito? Bueno, en cuanto al supuesto share cosechado la temporada pasada, con vuestro permiso os dejo con la reflexión que hizo ayer Guille G. Alfonsín en Twitter [dentro enlace]... No, esto parece que tampoco encaja.

Os leo.

2 comentarios:

pocascanas dijo...

Entendí mal o has quedado en el umbral?????

;)

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Esto sigue, amigo ;)

Abrazote

Jose