domingo, 9 de diciembre de 2018

¡Volveremos! [Red Bull]


La historia de Red Bull durante 2018 tiene demasiado que ver, como para pasarlo por alto, con la decisión de disputar 2019 con Honda en vez de con Renault. De hecho, yo diría que, como en el caso de McLaren [Con faldas y a lo loco (McLaren)], la austriaca también ha disputado dos temporadas, la primera hasta las lindes del Gran Premio de Francia, momento en que se hace público su acuerdo con la japonesa, y la segunda, obviamente, desde ese instante hasta Abu Dhabi.

Ser la tercera fuerza y no tener rivales por detrás te permite hostigar puntualmente a los de delante (Ferrari y Mercedes AMG) mientras tensas la cuerda con tu proveedor de unidades de potencia, lo agotas políticamente y de paso congelas las posibilidades de dos escuderías, la de Enstone y la de Woking.

Hemos hablado mucho de esto mismo durante esa parte de la temporada. La decisión debía haberse tomado para el Gran Premio de España pero se pospuso a Canadá y se prolongó incomprensiblemente hasta Francia, lo que derivó, a su vez, en un retraso considerable del estreno del novedoso MGU-K, circunstancia que bien mirada, tenía mucho que ver con el miedo de Viry-Châtillon a que su tecnología pudiese ser aprovechada por Honda.

Esta parte de la película coincide con las negociaciones de renovación de Carlos Sáinz con Renault y de Daniel Ricciardo con Red Bull —concluyeron con el cierre de opciones para el español [Red Bull bloqueó que Carlos Sainz renovara con Renault] y la salida definitiva del australiano con dirección a Enstone—, y con el anuncio de fichaje de James Key (Toro Rosso) por parte de McLaren [McLaren ficha a James Key, uno de los ingenieros más prometedores de Fórmula 1].

Y bien, si he abusado de vuestra amable paciencia en los dos párrafos anteriores ha sido con la intención de contextualizar lo que podríamos denominar el año más político de Red Bull de los últimos tiempos.

No, no es decabellado pensar que la decisión de pasarse a Honda ya había sido tomada el año pasado y que Milton Keynes ha invertido el corriente en hacer trizas a dos de sus posibles rivales en 2019. Cuando eres la tercera fuerza sin discusión, claramente te lo puedes permitir, de forma que los fallos los rentabilizas endosándelos al enemigo, y el tiempo restante lo dedicas a lucirte siempre y cuando puedas o te dejen hacerlo.

Si aceptamos esta sencilla hipótesis, en sentido estricto Red Bull no ha competido en 2018 salvo para seguir estando detrás de Maranello y Brackley mientras disipaba dudas y limpiaba el terreno de cara a 2019. Toro Rosso se ha encargado de correr con la mayor parte de los gastos [Marko autoriza a Honda a usar a Toro Rosso de conejillo de Indias] —noticia de julio pasado, por cierto—, a la vez que Milton Keynes rompía las aspiraciones de Enstone y Woking para esta campaña, comprometiendo de paso su viabilidad en la siguiente.

La Fórmula 1 tiene entre sus principales ingredientes este tipo de batallas épicas intramuros. Pasan muy desapercibidas pero son la mar de jugosas. Como comprenderéis, lo de menos son los puntos conseguidos, las victorias o los podios, o que a Daniel le sustituya Pierre Gasly, lo importante es que para 2019 Red Bull estaría en disposición de amargar el guión a Hamilton y Vettel con un Verstappen que, nos guste más o menos, sobre un proyecto ganador puede ser espectáculo puro.

Os leo.

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