sábado, 8 de diciembre de 2018

Kimi y la hipocresía


La que montó ayer Kimi en la gala de la FIA es mundialmente conocida a estas horas. Bebió más de la cuenta y pasó lo que pasó, y ¡ya!, ¡basta!, que el resto se debe más a lo que no nos pasa con los niños que sufren abusos, a lo que no nos provoca ni la existencia de putas ni de mujeres maltratadas, ni de hombres que sufren violencia de género o cualquier otra barbaridad cotidiana.

Al menos una vez al año necesitamos parecer buena gente y es lo que toca. No veo nada malo en ello, que conste, pero a veces conviene cortarse y pensar; más que acusar recibo de los síntomas conviene centrarse en qué hay detrás de ellos. Raikkonen tiene problemas con el alcohol pero esto es conocido al menos desde 2005, otra cosa es que como profesional jamás haya dado la nota, y pongo la mano con que dibujo en el fuego a que nunca se ha montado en su monoplaza impedido para pasar un control de alcoholemia de la Guardia Civil.

No le defiendo, entendedme, le entiendo, que es otra cosa. Mi más feroz troll, Prostvuelve, me tildó en su día de borracho, homosexual, antianimalista y antisemita... por etiquetas que no faltasen. Los idiotas de Twitter, cuando les dije que ya me llamaban AK-47 cuando ellos ni sabían acertar a orinar en la taza del inodoro, gracias a Dios se quedaron sólo en lo de borracho, días antes, por cierto, de que su celo censor me obligara a poner candado al blog hermano de Nürbu: Diario de un fusil de asalto [dentro enlace].

Bah, me dejo de idas de olla porque en el fondo no quiero hablar tanto de Kimi como de Leticia Dolera y quienes son de su cuerda, ya que la impostura produce monstruos y deja víctimas en la cuneta, como le ha pasado a Morgan Freeman.

Pero a lo que vamos. Desconocemos si Hamilton abusa de las anfetaminas o Vettel de los ansiolíticos, pero Kimi da la nota sólo porque se entonó más de la cuenta en la coño gala de la FIA y le grabaron, evento que en vez de ofrecer zumos o bebidas isotónicas porque la Federación está por la conducción responsable, se lió la manta a la cabeza sirviendo espirituosos de diferentes graduaciones.

Me quedo con dos estampas. Kimi acercándose a Sebastian, dándole casi un beso en la mejilla y como diciéndole: te jodo algunas poles, Seb, pero sabes que te quiero y respeto; y Minttu sosteniendo la cabeza de su marido: hoy te lo permito, mi vida, pero mañana vamos a verdurita y agua hasta que se te pase todo esto...

Entiendo a los que se han sentido molestos, y lo respeto también, pero la borrachera buena es la que sufrimos todos nosotros, como conjunto. Vemos fantasmas donde no los hay, señalamos culpables donde sólo hay víctimas, pero aprovechamos la mínima para sustantivarnos como distintos cuando afirmamos en público que adoramos a James Hunt pero vemos feo lo que ha hecho Iceman. Moñas, que sois unos putos moñas. Menos empatía con la actitud de Verstappen con Ocon en Interlagos en la zona de pesaje, y más soltura con un tipo que lo único que ha demostrado es ser una persona corriente, aunque a su manera bastante especial, con sus grandezas y sus miserias, que bajo determinadas condiciones precisa antes de una buena cama que de unos buenos focos.

James nos mira, ¡hipócritas! El pasado no es igual que el ahora porque por centímetro cuadrado, han prosperado exponencialmente los gilipollas. Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se puede decir más alto ... pero no más claro. Un cordial saludo, y sigue dando tralla

Daniel Bermeo dijo...

Excelente.
Lo que más risa me da es que a Kimi no le gustaba mucho la idea de ir a la gala de la FIA pero terminó divirtiéndose a lo grande.