domingo, 9 de diciembre de 2018

Comienza el cerco


Se acaba la semana (definitivamente) y me apetece despedirla echando el ratito con Carlos, ya que, siguiendo el guión previsto, las huestes de las buenas costumbres y el apasionamiento formulero, han empezado a dar voces al respecto del pecado mortal que cometeremos esperando que el madrileño se parezca, ¡ni por asomo!, a ese otro piloto que se ha tomado unas vacaciones de nuestra disciplina.

Tales han sido las prisas en subirse al púlpito primero, que los sotanillas no han reparado en que con un canto en los dientes se daría el populacho si Sáinz logra «no parecerse» a ese tipo que jamás hizo una elección buena, que ha sido perseguido por sus malas acciones en el pasado, que no ha conseguido hacer equipo sino todo lo contrario, que se marcha de la Fórmula 1 con el rabo entre las piernas y porque no lo quiere nadie, etcétera, etcétera, etcétera.

Comprendo que da para reírse aunque preferiría que nos lo tomásemos en serio, porque el Alonso al que se refiere esta turba es el otro, al que se le ha negado el pan y la sal estos años, al que se ha criticado sin compasión porque si había que decirlo se decía y no pasaba nada. En definitiva: al coloso que no ha colgado ni los guantes ni el casco aunque ha elegido dar la espalda a todo esto.

Personalmente pienso que sería estupendo que el hijo de Carlos y Reyes se pareciese a Fernando, al fin y al cabo serían dos títulos mundiales más para nuestras vitrinas, y tres subcampeonatos y un montón de magníficas carreras para contar a nuestros nietos. Las mejores escuderías, el veto de los palurdos, la maledicencia de la prensa british y el rencor solapado o explícito de los terraplanistas patrios. Tal vez la lagrimilla de un mecánico que no sabe cómo cojones se despide un hombre de otro hombre al que va a echar tanto de menos..

Compro, compro este paisaje aunque como he dejado escrito muchas veces, prefiero que Carlos escriba su propia historia.

Por fortuna tengo asimilado desde hace muchísimo tiempo que él y Fernando son muy diferentes. Alonso lleva completado un volumen que va por las seis mil páginas y a Sáinz le falta todavía concluir el primer capítulo. Quizá lo consiga en 2019, cuanto tenga coche para hacer algo y lo haga, obviamente.

Soy optimista con el futuro del españolito de turno y sin tirar de supuestas conspiraciones. Charlie Whiting ya lo ha bendecido con su ojo malo y herr doktor Marko con su ojo bueno, y eso quiere decir que nuestro hombre tiene madera de sobra. Da, además, la casualidad de que Carlos es de aquí al lado, de Madrid, pedanía de Gorliz, que ya sabéis cómo somos los vascos para estas cosas, español como yo y rematadamente bueno en pista aunque hijo del tiempo que le está tocando vivir...

No, no me hacen falta las advertencias que vierten los listos de la clase, y menos cuando suena a que otra vez juegan a pillarnos. A decir verdad, desearía que se metieran todas estas chorradas por donde les quepa, pero como sé perfectamente que no va a suceder, prefiero salirles al paso desde el minuto uno, que con Fernando tardé algunos años y así me ha ido.

¿Dicen los obispos de la cosa y sus seminaristas que debemos posar nuestros pies en el suelo? Pues bien, yo ya los tengo posados a domingo 9 de diciembre de 2018. Carlos tiene que ser Carlos, pero sin prisas, ¿eh? Y la próxima vez que la merma inicie el tradicional cerco a los nuestros, por favor, que sea con algo más de sustancia.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aprenderemos de los errores del pasado así que hágame sitio en este Tercio que dispuesto estoy a clavar rodilla en tierra para defender a uno de los nuestros.

Un saludo
Sr.Polyphenol