domingo, 16 de febrero de 2020

El rábano por las hojas


Esto de defender lo indefendible no es nuevo en los ambientillos que rodean la Fórmula 1, en realidad es más viejo que la tana, sólo pasa que ahora existen auténticos propagandistas de las virtudes del bendito pináculo del automovilismo deportivo que lo mismo te cuentan una anécdota que te justifican por qué Vettel no se adaptaba al RB10 de 2014 y seguía sin adaptarse a todo cacharro que le ha tocado en suerte conducir hasta el SF90 del año pasado, sin dejar por ello de ser un piloto que mantiene intacto su espacio en el Top Five.

Hombre, partiendo de la base de que nadie puede criticar a los astros de nuestro deporte si no ha sido piloto F1 y campeón mundial o ha visto a Pablo Picapiedra y Pablo Mármol correteando por el rocódromo de Piedradura, de suyo, resulta comprensible que el don de la palabra se lo arroguen unos pocos y el resto suponga opinar desde el sofá. Yeeehaaa!

Pero la realidad es testaruda como una mula y cuando suelta coces tiene para todos. Y bueno, a los viejos de este lugar les sonará lo que viene a continuación porque hemos hablado de ello en Nürbu hasta hartarnos: desde 2010 a esta parte hemos perdido diversidad como si tuviésemos un agujero en el casco.

Parece obvio decir que un espectáculo que carece de variedad está abocado al fracaso y dudosamente puede enganchar a gente nueva, pero recurriendo a que los dominios han sido norma en la máxima disciplina del motorsport se nos pasaba la calentura aunque la enfermedad seguia ahí, latente.


La imagen de arriba corresponde a una ingeniosa plasmación de nuestro mal de males. Agrupados por décadas no naturales —las naturales abarcan las terminaciones del 1 al 0 de toda la vida—, tenemos los máximos protagonistas de los Mundiales y lo cierto es que nuestra última etapa da pena, penita, pena. Sólo tres campeones y porque Nico nos dio una alegría en 2016...

Con razón Liberty quiere cambiar el formato porque sabe perfectamente que de seguir así a la Fórmula 1 no la levanta nadie, ni con reanimación asistida, pero bueno, están por ahí los negacionistas y sus coros y la culpa de todo la tiene desde Lobato hasta el Maestro Armero y contra eso poco se puede hacer, la verdad, porque son únicos para coger el rábano por las hojas y defender lo indefendible.

Os leo.

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