sábado, 15 de febrero de 2020

Don't worry, be happy


Todo al rosso, sí, pero ¿a qué rosso...?

La presentación oficial del SF1000 ha traído consigo la pregunta de ¿por qué Ferrari no apuesta claramente por Leclerc? Bueno, es cierto que voces más autorizadas que yo también han visto en el monoplaza italiano para la temporada 2020 un coche claramente enfocado a las características de Sebastian Vettel, pero esto no tiene por qué significar que Charles esté descartado de inicio, de hecho, os dije el otro día que en este aspecto no temo nada por él [Ya hay Ferrari].

En realidad, mis temores se depositan en las estrategias de carrera y en lo que pueda hacer la italiana cuando toque elegir qué cartas juega...

Lo hemos visto en 2019. El monegasco se adaptó al SF90 mucho mejor que su compañero y no era precisamente un vehículo hecho a su medida. Los problemas para Leclerc han venido de la mano de hacer la vida más cómoda al alemán a costa de lo que fuese, incluso la lucha por los campeonatos, y aquí la responsabilidad la tiene Mattia Binotto, no el coche. Vettel también tiene su parte. Debería haber demostrado para qué valen sus cuatro títulos mundiales y su capacidad de liderazgo, pero por las razones que hayan sido, no ha causado sino problemas a Maranello cuyos platos rotos los ha acabado pagando el titular del número 16.

Obviamente la situación no tiene por qué repetirse —cruzo los dedos—, y en toda lógica, parece buena idea haber empezado por dar al de Heppenheim y sus acólitos un cacharro del que puedan quejarse lo justito, el resto, como vengo diciendo, lo tendrán que decir Binotto y Maranello carrera a carrera, porque lo que sí es seguro en esta ecuación es que Leclerc sabrá aprovecharlo como ya hizo con el SF90 de 2019.

Os leo.

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