viernes, 7 de febrero de 2020

Red Bull y los pies de barro


Si algo distingue a Red Bull es su capacidad, y no lo pongo en mayúsculas por no estropear la belleza de este texto...

Venga, fuera de bromas. Milton Keynes amenaza a Ferrari y si la dejamos amenaza a Mercedes AMG, pero su propulsor Honda, aunque ha mejorado una barbaridad, necesita 2020 para convertirse en una katana, lo que nos pone en que conviene discriminar las legítimas bravuconadas de la austriaca de lo que viene siendo un previsible año puente de cara al estreno de la nueva normativa en 2021, que ahí sí, ahí seguramente tendremos que hablar de otra cosa.

Y bien, la necesidad de aplacar las iras verbales de Jos Verstappen y contentar de paso al bueno de Max, su hijo, están en la base de la mayoría de análisis que dan a Red Bull como apuesta capaz de amargar la fiesta a los que previsiblemente serán los protagonistas de esta temporada porque sus respectivas unidades de potencia han conseguido hace tiempo la necesaria fiabilidad que permite una evolución y progreso contantes. Hablo, lógicamente, de Maranello y Brackley.

No veo a Milton Keynes en este cuadro, y menos concluyendo ciclo reglamentario. Sí considero que estará regularmente en la pomada y que Verstappen junior volverá a deleitarnos con alguna victoria o con hazañosas gestas sobre la pista, siempre y cuando consiga reducir sus niveles de testosterona; pero en términos generales, la de Christian Horner tiene problemas más acuciantes sobre la mesa que sus apartados mecánico y aerodinámico.

Contando con que el RB16 salga redondo y mis cautelas sobre la estabilidad de la plataforma Honda hayan errado el tiro, recortar la gigantesca distancia que separa en estos instantes a Red Bull de Mercedes AMG se me antoja complicado de conseguir. El saldo en 2019 ha sido de 322 puntos menos, y ahí dejo el dato...

Pero bueno, Maranello sí está más a tiro y es posible que Red Bull vaya a por Ferrari, cosa factible siempre y cuando la italiana no haya resuelto sus problemas domésticos, cosa que, seamos sinceros, todavía está en la casilla de pendientes. En todo caso, que es a lo que vamos, incluso en este hipotético escenario, la austriaca no puede fiarlo todo a las espaldas de Max. Alexander Albon no está todavía hecho y es dudoso que pueda servir de ayuda a su compañero holandés en una batalla por el Mundial de Constructores que precisa de parejas de pilotos más sólidas que la que ofrece Milton Keynes verbigracia de la testarudez de herr doktor Marko.

Con Hulkenberg ocupando el segundo asiento a lo mejor estaría escribiendo estas líneas desde una perspectiva diferente, pero con Albon y Verstappen me da que Red Bull se contentará en 2020 con salvar los muebles desde su incontestable tercera plaza, mientras mantiene las expectativas de su primer espada lo más altas posible.

Os leo.

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