lunes, 10 de febrero de 2020

BMW pasa


Se mire como se mire, no parece una gran noticia que un fabricante como BMW rechace públicamente su posible incorporación a la Fórmula 1 [BMW, F1 no grazie: irrilevante per le auto stradali], básicamente porque el pináculo del motorsport se nos queda en carolina bilbaina sin la participación de la de Múnich y las que como ella han desestimado el formato actual de unidades de potencia.

Podemos darle todas las vueltas que queramos pero, en esencia, nuestro deporte no resulta atractivo para iconos de la industria del automóvil y vamos a tener que convivir con ello. Y no, aquí no podemos echar la culpa al Maestro Armero porque la responsabilidad la tienen Mercedes-Benz, Ferrari, Renault y Honda, quienes en su día cerraron la puerta que había intendo abrir Liberty Media con su horizonte de propulsores más baratos y sencillos a partir de 2021.

El caso es que no es sólo BMW. Porsche y Lamborghini, incluso Audi, han venido a decirnos que no se les ha perdido nada en esta F1. Y este es el meollo de la cuestión: que sigue sin haber espacio para la creatividad e innovación, ni alicientes para que alguien se anime a gastar dólares y euros para hacer de paria en el cortijito que se han montado nuestros grandes.

Ya vimos el recibimiento a patadas que tuvo Honda en 2015, o los años que llevan a cuestas Ferrari y Renault intentando acercarse a Mercedes-Benz. Y si a la sangría en concepto de imagen sumamos el pecunio que cuesta la fiesta y que no hay visos de sacar rendimiento de la aventura en la calle, lo normal es que a la Fórmula 1 la saluden con la manita pero desde lejos.

Lamentablemente, no hay en todo esto demasiado espacio para los rencores ni las envidias ni la cobardía, es una cuestión de pasta, tan sencillo como eso, y seguramente también tiene que ver que nuestro deporte lleva años huyendo hacia adelante sin dejar de mirarse el ombligo. Quizás habría que replantearse lo de la máxima disciplina del automovilismo deportivo cuando tanto peso pesado pasa de su culo, pero esto se lo dejo a los obispos de nuestra cosa ya que siempre tienen razones y nos dan claves para que asimilemos que aunque vayamos con el culo cuesta abajo y sin frenos, en realidad avanzamos para envidia de todo el mundo, menos BMW, claro...

Os leo.

1 comentario:

Elín Fernández dijo...

Eso último de "Quizás habría que replantearse..." le ha quedado fenomenal por ser la pura verdad.
Voy a ponerlo en el grupo.
Saludos, José.