domingo, 22 de diciembre de 2019

Más allá de Michael


En unos días se nos llenará esto de menciones al Kaiser y por evitar el barullo quiero adelantarme al ruido para recordar que son siempre un poco iguales, y disculpadme la osadía, los 29 de diciembre que vinieron a partir de aquel último domingo de 2013 en el que todo se nos fue a fundido en negro.

Somos un deporte con todas las bendiciones y por no manchar los pantalones carecemos de la sana tradición de una literatura crítica o comparada bien armadas. Algo hay, desde luego, que se ha atrevido a analizar sus luces y sombras, pero estas anécdotas se puede contar con los dedos de una mano. Eso sí, a cambio rebosamos análisis supuestamente rigurosos, ¡faltaría!, diatribas shakespirianas escritas de puño y letra, biografías, autobriografías, hagiografías repletas de loas, hipe´rboles y entonaciones mayúsculas, y un amplísimo etcétera que nos da para ser las gallinas secuestradas en un corral que cuidan permanentemente los zorros.

En líneas generales leemos nuestra historia de la A a la Z en una linealidad que acojona, y con eso, quiero imaginar, nos alcanza para sentirnos en paz con nosotros mismos y dormir como bebés...

No me gustaba demasiado Schumacher pero me gusta menos la figura que ha surgido a partir de su accidente en la nieve. De tanto pasarle la lija de agua y el trapo para que brille empieza a parecer una de tantas. Por respeto, señalan, conviene no hacer números con las muescas de su revólver o las cicatrices que adornaban hasta hace poco su superficie. Por respeto, dicen, es adecuado comprar su imagen restaurada. Pero por respeto, pienso, nos vendría bien tener presente la otra, siempre, la que nos dibuja un ser humano que se convirtió en piloto de referencia precisamente por no andarse con paños tibios, ni medias tintas ni pamplinas.

Llevo tiempo advirtiendo que se nos está quedando una Fórmula 1 para adolescentes y un nuevo botón de muestra lo tendremos en unas jornadas, alrededor del 29 de este mes, cuando se recuerde a Michael evitando, en lo posible, hacer mención a que los mejores aceros templados surgen en forjas y adquieren su filo con golpes de martillo, y que así y todo, se mellan en la batalla...

Os leo.

3 comentarios:

Carlosike dijo...

que entrada y que forma de referirte a shumy que no gusto a muchos pero que marco un momento histórico de la F1, me gusto mucho este articulo, aun cuando no siento simpatia por shumy, fui mas de sus rivales je.

y si, ya la categoria es Milenians :-(

ivano dijo...

Yo crecí viéndolo ganar en Bennetton. Me gustaba, pero era un crío sin saber nada del mundo. El Gran Caimán, te gustara o no, sabía lo que se hacía. Cuando crecí no me gustaban sus formas. Yo soy a la vieja usanza, no todo vale. Pero la vida da muchas vueltas, y a lo tonto, lo que jamás perdió en uno de los deportes más peligrosos de la historia, la parca le saca los colores a la tontería más gorda. Yo no sé que hubiera hecho en su lugar la verdad, teniendo experiencia pero jugando con fuego, y la madre naturaleza te arrebata lo que le pertenece con una mísera roca.

ivano dijo...

Y a los adolescentes, por cierto, ahora que comparto vida con postadolescentes en mi retorno a la vida escolar, ya ni el click les vale, ven tan rápido las cosas en el móvil que no saben o que vale un peine.