miércoles, 18 de diciembre de 2019

Endogamia y tradición


Iberdrola nos ha dejado un poste de hormigón plantao en mitad de una calle recién puesta de punta en blanco, aquí, en un pueblecito de la costa vizcaína. 

A Gorliz le hacía falta adecentar la entrada a la calle Larraganena y la tenemos reluciente a día de hoy salvo por el coño poste en el carril derecho según tiras para Talaia Bidea. Permanece adecuadamente señalizado y acordonado, y desde el Ayuntamiento me dicen que la energética está avisada y convenientemente informada desde primeros de año, y que el contratista de la obra tenía plazos que cumplir y tal, y que, al final, ha cortado por la tangente concluyendo su trabajo a la espera de que Iberdrola se acuerde un año de estos de que le debe una (de las muchas) a los gorlitzotarras de bien...

Cuento esta anécdota vecinal porque ha vuelto mi amigo el búho a su bosquecillo y porque la creencia en que las grandes empresas lo hacen todo bien y funcionan siempre como un cronómetro suizo, es uno de los principales apoyos que tienen los terraplanistas en la Fórmula 1.  

Criterio de autoridad lo llamábamos cuando yo era una pardillín que soñaba con comerme el mundo, pero hoy sé que todo esto es una monserga de las muchas que nos acompañan a diario. Las empresas grandes son igual que las pequeñas pero con dimensiones más generosas y poder del que puede hacer daño, ¡nos ha jodido!

Se está celebrando el clásico aplazado en Barcelona y nadie diría que son horas de escribir, pero me apetece, siquiera para recordar que si los reglamentos de nuestro deporte fallan más que una escopeta de feria es porque han sido confeccionados por sus destinatarios finales, lo que nos pone en que el cotarro consiente en que los zorros cuiden del corral de gallinas y así les va a ellas y a nosotros, que somos los que a la postre sufrimos tanto agujero...

En serio, la FIA debería renovar sus cuadros y buscarse un consejo de sabios que habilitara una normativa que no pareciese un queso emmental. Gente hay de sobra. A vuelapluma se me ocurren los nombres de Patrick Head, Gordon Murray, Paddy Lowe, Rory Byrne y los tantos que ya tenemos jubilados o en activo en otros menesteres. Si el espectáculo en pista es la prioridad, como aseguran las altas esferas, no sería complicado que parieran un marco reglamentario que lo sirviera en bandeja. Y es que no parece de recibo que los halcones del paddock, a los auténticos me refiero, participen de la definición del futuro siendo infinitamente más listos que los responsables de la egregia institución que define nuestros horizontes.

Liberty Media sigue sin encontrar los apoyos suficientes para su planteamiento de cara a 2021, pero en todo cabe un punto donde hay que decir basta.

La norteamericana no lo ha encontrado porque ha tirado de endogamia y tradición, como Iberdrola en la calle Larraganena de Gorliz, e intuyo que fallan de nuevo los mimbres, porque mientras Ferrari, Mercedes AMG o Red Bull tengan posibilidad de barrer para su casa desde el todavía vivo Grupo de Estrategia, es seguro que lo harán así a los aficionados nos dé un síncope.

Resulta urgente acabar con esta mierda. Los equipos participantes en el Mundial no pueden estar implicados en la definición del reglamento. Y no es por postura intransigente, es por ser consecuentes con el hecho ineludible de que cada vez que las escuderías han metido la mano en la redacción de una normativa, la han jodido...

Os leo.

1 comentario:

ivano dijo...

y aquí entran en juego los dineros, como siempre. Imagina por un momento que no pudieran meter mano y un equipo con recursos mínimos o intermedios les diera para el pelo a los grandes, con toda su enorme inversión irrecuperable... la vida no está hecha para valientes, sólo para los que ya parten la pana, el status quo se refleja igual en nuestro deporte a día de hoy como en la política