Xavier está en Yas Marina cubriendo el Gran Premio de Abu Dhabi y yo, obviamente, cuidando de las anchuras y larguras del Ducado de Gorliz mientras macero las mil y una maldades con las que ocuparé la jornada.
Y bueno, era muy tempranito (mucho, mucho) y recibo por whatsapp la instantánea que abre esta entrada, y menos mal que ya estaba despierto y con dos cafés a cuestas y con la escena del primer intento de rescate de Werner Kaufmann bien enfilada, porque ya duchado y sin legañas en los ojos he podido escribir sin faltas de ortografía: «Rediós, qué buena!!!» seguido de un par de emojis de esos con manita haciendo OK con el índice y el pulgar...
Os hablé de Xavier hace ya un tiempo [Xavier Gàzquez, cazador de tesoros]. Es un gran amigo, una bellísima persona y mi jefe en Graining.es, y además es un fantástico fotógrafo de esos que aun con la rodilla echa polvo se va más lejos de donde Brian perdió su sandalia para intentar cazar con sus objetivos la esencia de la Fórmula 1.
Él sabe perfectamente que para mí supone un caramelo poder compartir sus hazañas de agente de campo, que al ver el Williams congelado mientras era bañado por el sol en declive lo he imaginado tumbado en el suelo ajustando la lente y el obturador sobre un lugar donde no había nada pero en el que iba a suceder algo. Luego, cuando ha percibido el monoplaza por el rabillo del ojo, estoy seguro de que ha tomado aire y, como los francotiradores, no se lo ha pensado dos veces a la hora de darle al gatillo hasta conseguir lo que seguramente llevaba tiempo esperando atrapar.
Yo he perdido un helicóptero y siete hombres, y ni tan mal, pero una vez concluida mi tarea me apetecía echar el ratito sobre esas cosas que hace Xavier que parecen sencillas porque demasiadas veces no nos damos cuenta de lo que hay detrás. Un Williams en Abu Dhabi, sí, pero qué Williams y qué lección de saber ver la luz y aprovecharla para provocar emociones...
Yo ahí lo dejo. Os leo.
Yo ahí lo dejo. Os leo.
1 comentario:
Grande ambos!!!
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