domingo, 29 de diciembre de 2019

La fiesta en paz


Estamos que lo tiramos. Domingo por la tarde y todavía hay quien está haciendo análisis de texto sobre lo que dijo Mattia Binotto el otro día de Sebastian Vettel y Singapur, quizá por ver si con un par de vueltas más sus palabras suenan a otra cosa...

Es domingo, como venía diciendo, y un par de entradas sobre Le Mans (seguidas) ya han servido como excusa para que haya quien se sienta empoderado para ciscarse en mis muertos por pretender parecer experto (sic) o por no tener huevos para desbloquear a no sé qué gente en Twitter (sic)...

Pero no es un domingo cualquiera y me apetece echar el ratito refrescando la memoria sobre la tradición ferrarista (a la cúpula de La Scuderia me refiero, no jodamos), de hacer leña del árbol caído con los hombres que pretendieron darlo todo por la de Il Cavallino Rampante y por diferentes razones no pudieron. Y es que tiro hacia atrás todo lo que puedo y sólo veo a Felipe Massa salvándose de este extraño fenómeno, y, en consonancia, presupongo que algo tuvo que ver en ello que Nicolas Todt fuese su manager.

Pasando por alto Alain Prost y su camión, desde entonces ni siquiera Michael Schumacher se ha salvado de los feos, que en Monza 2006 sólo faltó Luca Cordero di Montezemolo dando la exclusiva de que el Kaiser dejaba la rossa al final de aquella temporada.

En fin, no pretendo aturrullaros con cuentos de vieja pero sí decir que hay que ser moñas para no entrever lo que se está cociendo a fuego lento en Maranello. Sebastian no podía librarse de esta pérfida vorágine. Lo escribía el jueves pasado: no son maneras, se podía haber rescindido el contrato y todos tan contentos [¡La que habéis líado, pollitos!], lo que no implica que sea lo que es: una forma como otra cualquiera de enseñar la puerta al tetracampeón del mundo.

Que el alemán viniese como el Mesías de Maranello y no haya podido cumplir con lo que se esperaba de él es lo de menos, lo importante aquí es que milita en una escuadra que jamás admite sus errores en toda su dimensión aunque aparentemente los asuma, y que tira por la tangente para quitarse los marrones de encima.

Le pasó a Barrichello, le pasó a Raikkonen, le pasó a Alonso y, como venía argumentando, le está pasando a Vettel. Con Schumacher fueron más sibilinos por la cuenta que les traía, aunque el alemán acusó recibo y terminó fichando posteriormente por Mercedes GP. Con Massa se mostraron dulzones, empalagosos por demás porque el brasileño jamás había contado, pero en el fondo estamos en lo mismo de siempre: en quitarse el muerto de encima cuanto antes.

Haceros un favor y dejad de dar vueltas a lo que dijo Binotto. Vettel cuesta un pastizal y ya no compensa. Parece cutre decirlo, pero es la forma más sencilla de explicar que se haya tirado 2019 a la basura por no apoyar a Leclerc, y que en 2020 se apueste por jugar a la ruleta rusa manteniendo a un piloto (Sebastian), que va a estar en entredicho desde el minuto uno del próximo Gran Premio de Australia porque sus superiores no saben jugar a otra cosa que a politiquear en los pasillos del Vaticano de Módena.

Os leo.

2 comentarios:

Carlosike dijo...

Sera un año muy duro, tanto para el como para la escudería, todo quedara en palabras al aire, si y solo si, todo les sale color rosa, de lo contrario uff sera un año de locura

Capitagrunyete dijo...

Y hubo uno, que mientras estaba en la uci le buscaban sustituto. Y cuando volvió no le creyeron. Y volvió a ganar. Y éste, después de ganar, le dijo a Ferrari ahí te quedas. Y de memoria hablo, no corrió las 2 últimas carreras del 77'. Y se llevó el núm. 1 a Brabham. Grande Lauda.