jueves, 26 de diciembre de 2019

Que Dios os bendiga


Estamos de enhorabuena (creo), ya que mientras hay demasiada gente que se ha hartado de aguantar en redes sociales a todos los bobos que se han creído que basta hacerse una cuenta para ganar la guerra, cualquier guerra, aquí estoy yo, en Santa Gadea de Burgos, jurando votos ante Águeda de Catania, a que a partir del próximo 1 de enero al menos me tendréis que soportar 365 jornadas más, luego, el Altísimo dirá que hago con mis huesos...

Sé que la noticia sorprenderá a muchos, y negativamente, por demás, pero es lo que hay. Amama aguanta a sus 92 años y tenemos apalabrado que si finalmente cede yo guardaré su recuerdo en Nürbu hasta el siguiente 31 de diciembre —los Isusi somos así y yo soy el más Isusi de sus hijos, para qué vamos a negarlo a estas alturas de la película—. Y está también que mi hermano Julián rompió su cronómetro con 63 años y yo juré que reduciría la distancia que nos ha separado siempre hasta lograr hacerla añicos. Calzo 60 y unos meses y la prueba aún no ha terminado...

Y está también Azul, a quien prometí que 6.000 o nada. Claro, no se me había cruzado Perdi y la estúpida apuesta de publicar 1.000 entradas en 2018. Pero qué le dices a un hombre que ya sabía entonces que no iba a llegar a verlo. Me tomé antes de Nochevieja del año pasado el Jack Daniels más amargo de mi vida, a su salud, pensando en él, en Fran, y en las idioteces que cometemos todos imaginando que somos inmortales.

Carlos era mucho más pragmático que yo, y de McLaren, por si faltaban guindas en nuestro pastel... En fin, a Nürbu le queda todavía mucho Roberto que recordar, muchas historias de amor que acariciar y mucho tonto al que bajar los humos. Tacón hundido en el barro y asta bien posada y ¡que vengan, mi capitán!, que durante los golpes militares matan antes que a los ingenieros a los poetas, librepensadores, artistas y maestros, y por ello me he dicho muchas veces por qué será aun sabiendo perfectamente la respuesta.

Hacer de tocahuevos no es considerado oficio, pero alguien tiene que ejercerlo y poner las tildes sobre las íes. Alguien tiene que hacer de Robin Hood, también, y repartir la Gracia de Dios entre la gente llana, siquiera poniendo argumentos a eso que siente pero no acaba de salir por su boca. Para esto mismo han servido siempre los bardos...

—¡Don Blas, ¿adónde quedan la Inglaterra y sus mamporreros?!

—¿Os aprieta la vejiga, hijo...?

Os leo.

3 comentarios:

ex-BigotumMaximus dijo...

gran noticia, vive Dios!

Anónimo dijo...

Señores! Esto es un tercio de caballería!

Roberto dijo...

A esa albion, que grabó la victoria en una moneda y se la tubo que meter por.....