lunes, 16 de diciembre de 2019

A la deriva [Williams]


Como todos los años por estas fechas, toca repasito a los equipos que han participado en el Mundial, y como viene siendo costumbre empezaremos por el farolillo rojo de la tabla general de constructores: Williams, que para colmo repite posición por segundo año consecutivo.

En principio, bien se podría decir que la de Grove carece de cualquier tipo de justificación para ocupar plaza tan poco noble. Su historial como escudería es tan extenso, dilatado y rebosante de éxitos, que resulta complicado asimilar que, teniéndola tan cerca, la prensa especialista recurra constantemente a Ferrari o McLaren para colmar su sed de sangre, de forma que también se puede afirmar que Williams goza de un trato muy especial por parte de los medios...

Así y todo, como veníamos diciendo, incluso disfrutando del hoy por hoy mejor propulsor de la parrilla —dejo para otro día charlar sobre la enorme zanja de rendimiento que se percibe entre las unidades de potencia patanegra y las cliente—, la de Claire no sólo es incapaz de salir del hoyo sino que tiene un marcado interés en seguir profundizándolo y haciéndolo más y más grande.

La política de pilotos no debería ser el problema, menos si tenemos en cuenta que los gurúes y santos barones de lo nuestro insisten una y otra vez en que la contribución del conductor al equipo se puede tasar en un miserable 1%. Falla por tanto el 99% restante según esta peculiar manera de hacer las cuentas, y como apuntábamos antes, lo hace por segunda temporada consecutiva si olvidamos el pavoroso 2017, que si no, serían tres sesiones en permanente caída libre.

No me extiendo. Lo he escrito en otras ocasiones y cada vez tengo más claro que que Williams se ha cavado su propia tumba apoyando sin ambages la política de restricciones y contención del gasto a cambio de vaya usted a saber qué plato de lentejas.

Williams está en el Grupo de Estrategia y es corresponsable de la situación que asola a la Fórmula 1 y la que le afecta a ella en particular, de forma que con pocos entrenamientos, racanez extrema en el uso de componentes antes de sufrir penalizaciones, sumado a la misma cicatería de siempre a la hora de elegir a los hombres que deberían devolverla a las posiciones que merece por tradición, Grove lleva años apostando por las bombas de relojería y mira por dónde, han comenzado a estallarle en las manos.

Se fue Pat Symonds, se han ido Lawrence Stroll y Paddy Lowe, y nos queda una escudería a la deriva que considera que el ahorro es el camino mientras se muestra incapaz de sacar la cabeza con pocos recursos. Y 2019 ha sido para Williams esto mismo: el mejor ejemplo de que no se puede estar a misa y repicando.

Os leo.

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