#RestituciónCharlyGP

A Twitter le está quedando una red social niquelada. Los contenidos de interés empiezan a escasear y para colmo, hay que buscarlos porque el algortimo que rige los designios de la comunidad prefiere dar mayor visibilidad a la morralla y al ruido. Bueno, hasta cierto punto es lógico, Twitter vive del tráfico de mensajes y la acumulación de información de base (como Facebook), y se busca las alubias como todo hijo de pichichi, ya que no deja de ser un negocio que vende que puedes conversar y debatir sanamente, cuando lo único que le interesa de ti es que montes el pollo o te lo monten.

A Carlos Barazal le han cerrado la cuenta y como él es un tipo hecho y derecho no voy a defenderle, a fin y a cuentas es adulto y no me necesita. También es mi amigo aunque en algunas cosas estemos situados en polos opuestos. La amistad tiene estos contrastes, pero no es relevante. Antonio también es amigo y le cerraron la suya hace un par de semanas, y a Sergio le hicieron otro tanto antes del verano, como a Juanma y David. También tengo más amigos que acabaron dejando la red del pajarito: Ernesto, Joserra, Gus, etcétera, incluso mi sobrino Carlos cerró hace tiempo su perfil...

Bien, estás en Twitter de gratis y es normal que el patrón imponga sus reglas y te lo recuerde cuando no las cumples. Lo tomas o lo dejas, está claro, pero eso nos lleva a que se está implantando un sistema de autocensura por mera supervivencia, y sobre esto sí me apetece echar el ratito.

Twitter no tiene más ideología que la rentabilidad. Que Salvini o Trump, Farage o Johnson, lo usen para soltar sus descabelladas ideas descarta que exista una marcada tendencia o sesgo que haga inhabitable estar ahí. Les resulta útil de igual manera que les sale a cuenta a los del otro bando lanzar la cerilla para ver si se provoca el incendio y las redes sociales dictan sentencia. Todos viven del fuego y lo buscan con ahínco, y vence quien más da a Twitter, no nos equivoquemos con esto.

Tratar de buscar algo de lógica en esta merienda de negros supone un esfuerzo baldío. Prospera la mierda porque, proporcionalmente hablando, ofrece más beneficio a la red. Abundan los trolls, las cuentas paródicas con menos gracia que la madre que las parió, los influencer de cartón piedra, los sabios que encuentran su sabiduría en Wikipedia, los poetas y artistas que plagian sonetos o dibujos, y el meme, que no falte el meme gracioso...

Y entretanto, hay mucha gente que ha optado por callar, no sea que en un descuido le caiga encima la mundial porque una pandilla de impresentables juegan a cerrar la boca a los demás, y pueden hacerlo gracias a que nosotros lo comprendemos todo y Twitter apoya la jugada con un algoritmo que sólo entiende que money is money y que a mayor ruido más money y más visibilidad en esa prensa y medios que se quejan de lo perniciosas que son las redes sociales, pero, así y todo, no dudan en brindar su espacio para que los tuits sigan empobreciendo nuestro intelecto, embruteciéndonos, dictando sentencia y proporcionando euros, que no se nos olviden los euros, que tirar de redes en los periódicos y los programas de televisión sale totalmente gratis.

Y eso. Que a ver si le devuelven a Charly su cuenta. Os leo.