Hay cierto laisser de côté sobre la edición de este año de las 24 Horas de Le Mans. No estamos en junio, no habrá público en La Sarthe, vamos a una tacada sin apenas entrenamientos previos, no participarán ni los Ford GT40 ni los BMW M8, ni los Corvette C8.R por problemas de agenda; tampoco estará Ginetta (Team LNT)...
Pero la gala sigue siendo una de las pocas pruebas que nos quedan donde la carrera elige al ganador. Una jornada completa de rodar y rodar luchando contra el mal fario, los posibles problemas mecánicos, los errores de estrategia o sobre la pista, los accidentes, la meteorología, etcétera.
La Resistencia es muy peculiar. Nos hemos acostumbrado tanto a citas que duran mucho menos que ante las 24 Horas da la sensación de que todo el pescado está vendido de antemano y no es así, como se ha demostrado muchas veces. En esta ocasión, y por razones que no viene al caso contar, no me siento con fuerzas de acompañar las evoluciones de los participantes como hice en 2014 [#25TLM14], 2015 [#25TLM15], 2016 [#25TLM16] y 2018 [#25TLM18], pero es seguro que tampoco me las pierdo porque suponen un espectáculo único, aunque, en principio, parezca que viene descafeinaditas.
Os leo.
1 comentario:
Le Mans siempre será Le Mans por muy descafeinadita que venga.
Que sólo hay 5 LMP1, seguro que los 24 LMP2 nos ofrecen un gran espectáculo. y si no los GTPro y si no los GTAm.
Es lo que tiene que haya tantas categorías, siempre habrá alguna que de espectáculo.
Y si no... simpre nos quedará la noche...
Saludos
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