sábado, 30 de mayo de 2020

¡Bolsa de papel, por favor!


El nivel de hiperventilación alcanzado por la afición con el asunto Williams roza máximos históricos quizás debido al abuso de la british fast food.

El caso es que los que se reían de los demás porque en qué cabeza cabía perder el sueño por el futuro de un piloto —poned el nombre que os apetezca— que dispone de suficiente dinero como para vivir holgadamente ocho o nueve vidas, o que enseñaban la puerta a Ferrari cuando ésta amenazaba con abandonar la Fórmula 1, han dedicido olvidar sus viejas consignas y se han dejado arrastrar por lo que dicen y cómo lloran por las esquinas los medios ingleses ante el incierto futuro de la de Grove.

La escudería británica acarrea sobre sus espaldas años y años de incertidumbre, y aunque me gustaría ver en la piel de Claire a todos los economistas, gestores y liberales de boquilla, que abundan en redes sociales y saben —porque lo saben, vamos, que se lo creen—, cómo deberían haberse resuelto las cosas para no haber llegado a este punto, me conformo con disfrutar desde la barrera del espectáculo que están ofreciendo, pues es sencillamente enternecedor, y no por lo que afecta a Williams, hasta ahí podíamos llegar, sino porque ellos se han convertido motu propio en correa de transmisión del pánico británico.

Detrás de la escudería hay accionistas y un bonito Consejo de Administración que son corresponsables de lo que ha sucedido. No es sólo la hija de sir Frank y tampoco ha sucedido de la noche a la mañana por mucho que encaje ahora encalomarle el muerto a Liberty. Se ha llegado aquí perseverando en decisiones erróneas y, desde luego, con el amparo de unos medios afines que siempre han preferido mirar para otro lado, cuya actitud he criticado desde este mismo blog, sea dicho de paso.

La crisis del coronavirus sólo ha sido el detonante y toca aceptar que casi 45 años después las cosas han cambiado y pueden hacerlo más. ¡Es el mercado, amigos!, que diría don Rodrigo. La histeria no sirve de nada y quien note que está hiperventilando mejor hará en buscarse una bolsa de papel, ya que a esto nos han llevado Bernie el insustituible y una Fórmula 1 que iba cojonudamente hasta anteayer a decir de los expertos, o, más bien, hasta que las biblias de lo nuestro y sus siempre acertados plumillas le han visto las orejas al lobo.

Os leo.

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