Minuto y resultado

Esta serie de entradas dedicada a la crisis originada por el coronavirus va cogiendo entidad propia, y no porque vayamos siguiendo los diferentes avatares de la puesta en marcha de la temporada 2020 casi al instante, sino, más bien, porque mientras escribo cada texto me doy más y más cuenta de que habiendo dinero por medio cualquier milagro es posible.

Silverstone ha llegado a un principio de acuerdo con Liberty Media para celebrar dos carreras en julio, a puerta cerrada, of course!, y rodeadas de las máximas medidas de seguridad [Test de coronavirus cada dos días para el personal de F1], pero, y aquí viene lo bueno, como la cuarentena de 14 días jodería todos los planes porque hay prisa por ponerse en marcha y no existe margen entre doble prueba y doble prueba, los responsables del circuito esperan de las autoridades sanitarias británicas que dulcifiquen su criterio y permitan que los integrantes del paddock y la parrilla pasen de Austria a Gran Bretaña saltándose este protocolo que a mí me parece imprescindible.

No soy nadie, desde luego, pero sigo pensando que continuamos jugando con fuego y arriesgando demasiado a que no pase nada.

Lo comentaba el otro día: «Disculpadme el chiste grueso, pero es que tengo la sensación de que la prisa por iniciar como sea ha tomado las riendas de la situación y, honestamente, no me parecen maneras. Imaginemos por un momento que son Max y Alexander los que dan positivo, o Lewis y Valtteri, o Lewis y Sebastian. ¡Amos, no jorobemos!, que una cosa es pensar que le puede tocar a un mecánico o a un integrante del staff de un equipo, y otra bien distinta, que por mor de los benditos test le toque la china a una estrella del espectáculo» [Esperando que llueva café].

Entiendo la necesidad de arrancar ya, pero por mucho que hagamos test cada dos días y cerremos los circuitos al público, si empezamos saltándonos la mínima cuarentena prescrita por los especialistas, huele a que nos podemos quedar sin dientes...

¡Hala, os leo!