jueves, 8 de diciembre de 2016

Por los ojos


El reglamento 2017 va tomando forma poco a poco, al menos en lo visual, la parte más atractiva de toda novedad, de lo otro, sólo sabemos que no sabemos nada, como le ocurría al sabio.

En fin, es tempranito y festivo aquí en España. Parece que no se puede pedir más y no vamos a pedirlo, de momento, aunque bien cierto es que dan ganas de solicitar una tregua. Don Sergio Marchionne ha vuelto a hacerlo. Insiste, como Matías Prats en el anuncio, en que Ferrari dará el do de pecho el año que viene. Y no está mal pero sí lo está, no sé si me explico.

Escribía hace poco que la normativa que vamos a estrenar en breve supone un enorme papel en blanco donde todo está por definir. En este sentido, el manús de la rossa tiene todo el derecho del mundo a enarbolar el pendón de la esperanza. Otra cosa será si se toma sus palabras al pie de la letra y como sucediera en 2015 y 2016, empieza a meter presión innecesaria a su equipo con tal de no retroceder ni un milímetro, que nos conocemos.

Leyendo los huesos y los posos del café, y algún que otro artículo, para qué vamos a engañarnos, 2017 apunta a Red Bull por los cuatro costados. 

A pesar de la noble y desinteresada contribución de las grandes escuderías, incluso contando con el enorme empeño mostrado por Ron Dennis y McLaren, todo indica que en términos de aerodinámica (de eso va la cosa) se ha consentido en que sea Adrian Newey quien lleve la batuta. Lo vimos con suficiente antelación y, fráncamente, no me ha sorprendido en absoluto. En esto de modelar el aire para hacer danzar a los espíritus, nadie en el mundo como el Mago de Milton Keynes. En este sentido, parece justo y razonable apostar por la austriaca incluso sopesando que a lo peor Renault (TAG Heuer) no consigue estar a la altura de las expectativas.

La estadística también viene a echarnos una mano en este punto. Los cambios de reglamento se abordan con la intención de romper determinados ciclos de dominio. Sucedió en 2009 y se repitió en 2014. Nada indica que no vuelva a suceder en 2017 aunque quede por ahí la incógnita de saber qué escudería recogerá el relevo dominador. Y digo bien, ya que como hemos mencionado hasta la saciedad en este humilde blog, llevamos años comprobando que sin entrenamientos libres y con tanta limitación en horas de túnel de viento y ordenadores, el dominio no viene impuesto por la excelencia, sino por la incapacidad de los rivales para subvertir la situación.

Sea como fuere, Ross Brawn también se suma a esto de hacer quinielas y señala que Brackley seguirá siendo el enemigo a batir...

¿Quién acertará? Sinceramente no lo sé. Decía más arriba que la normativa 2017 es un enorme papel en blanco donde todo puede suceder, y a ello me acojo como los delincuentes a sagrado en el medievo. Lo que sí tengo meridianamente claro, es que la Fórmula 1 que estrenaremos en febrero próximo va a ser mucho más bonita que la que dejamos atrás, como queda patente en el fabuloso trabajo de Sea Bull Design que está impregnando las RR.SS. de unos días a esta parte.

Os leo.

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