jueves, 29 de diciembre de 2016

Desapego en Maranello


Se mire como se mire, el nivel de frialdad utilizado por Sergio Marchionne en referencia a Sebastian Vettel no augura nada bueno para el piloto de Heppenheim en 2017.

Tambiés es verdad que la rossa suele merendarse crudos a sus conductores a poco que se tuerzan las cosas, pero el caso es que si ya era bastante idiota ponerse como se puso el de Chieti a comienzos de esta temporada (ya) pasada, lo de este invierno, preludio de 2017, roza lo estúpido.

Resulta de perogrullo decir que Sebastian precisa de un buen coche para despuntar. En la parrilla actual todo el mundo necesita uno, gracias entre otras cosas, a la nula comprensión de lo que significa la Fórmula 1, plasmada una y otra vez por vulgares negociantes como Marchionne. La respuesta del millón, si me lo permitís, consiste en aclarar si Ferrari le va a dar al alemán un cohete para el año que viene, o vamos a estar con las mismas de todas las campañas, porque los precedentes que tenemos sobre la mesa son como para helar la sangre al más sereno.

El Señor de las excusas parece que ha tomado la iniciativa, a su estilo, poniendo la tirita antes de que se haga la herida. 

El trasto de 2017 es cojonudo, ha sancionado, más o menos. También ha reiterado la confianza que tiene depositada en sus chichos, pero a renglón seguido, ha soltado las minas para que quien la pise salte por los aires: se analizará la temporada paso a paso; no se tomarán decisiones precipitadas; los contratos de Raikkonen y Vettel vencen en 2017, luego Dios dirá...

Desgraciadamente Dios no tiene nada que ver en esto. 

La soberbia de don Sergio se basta solita para sembrar de dudas el futuro, y tampoco es que vaya a decir que con Montezemolo se vivía mejor. La puñalada trapera la tenías segura desde que firmabas el contrato con él, pero al menos decía cosas bonitas de ti y a la hora de la verdad, tenía unos santos cojones para dar un paso adelante y aguantar el tipo antes de que al equipo lo crujieran por todos los lados, incluso desde su despacho. No era la Ferrari de Enzo, pero molaba...

Sin embargo, Marchionne no tiene un pase. En la de Il Cavallino milita todo un tetracampeón del mundo y en vez de amarrarlo con cariñines y promesas, va el tipo éste y se pone a mirarlo con lupa.

Pero, ¿el coche? ¿Se nota o no la ausencia de James Allison? ¿Es cierto que Rory ha intervenido en su diseño? ¿Es bonito? ¿La decoración hará correrse de gusto a los tifosi? ¿Qué dice el túnel de viento. Podemos ser optimistas? ¿Qué opina Maurizio? ¿Qué opina Sebastian...? Él es quien se va a jugar los huevos con el nuevo cacharro. ¿No sería más fácil decir que el teutón está tan feliz con el nuevo invento que se siente capaz de volver a sus mejores tiempos, en vez de delinear frías trincheras entre quienes ha definido el monoplaza y quienes lo defenderán sobre el asfalto?

Desapego en Maranello, que Dios nos coja confesados.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He visto esta foto y me he acordado de ti. No es Ferrari, no es Marchionne, no es F1, pero me encanta :)

http://www.enamoradosdealicante.com/fotos/enfarinats-ibi-2016/

@_el14

chema dijo...

Desde luego Macchione no es un tipo políticamente correcto, pero no hay que minusvalorarle. Es un gran gestor que ha logrado metas muy complejas.