sábado, 17 de diciembre de 2016

Mucho champán por enfriar


Siento hacer de tío Agonías, pero yo que vosotros no sacaría todavía el champán de la nevera. De momento hay poco que celebrar y quién sabe si al final no se cancela la fiesta.

Sí, ya sé que ha comenzado a extenderse, de manera imparable por lo que se ve, la idea de que Liberty Media tiene todos los parabienes para hacerse con el pedazo de pastel correspondiente de la F1. Y de ahí p'alante, que decía aquél. Pero ni dispone de todos los parabienes ni de toda la tela necesaria, y me explico.

En septiembre pasado conocimos que Liberty compraba la Fórmula 1 (Delta Topco liderada por CVC Capital partners), y aunque sabíamos que la adquisición iba por tramos, no imaginábamos que fuese por tramos independientes, como ha desvelado Bernie al descubrir en noviembre, que la americana sólo controla el 10% y que ahí podía quedarse de no querer implicarse más, que podría.

El primer tramo se concretó con un pago de 730 millones de dólares, contantes y sonantes, cash de toda la vida, que, nos dijeron, correspondía al 18'7% pero que ahora sabemos que sólo supone un 10% de control o como queramos llamarlo [dentro enlace]. El desfase horario viene impuesto porque como diría Joe Saward: «agárrense a la silla», el entramado societario de Delta Topco es tan complejo e intrincado, que hay acciones que tienen más poder que otras, sencillamente porque a unos propietarios les interesa mandar en el negocio y a otros se la trae al pairo todo con tal de percibir al final del balance anual los correspondientes beneficios. Obviamente, unos pagan más por lo suyo que el resto, y en justa correspondencia, quieren cobrar más porque hasta ahí podíamos llegar, ¿no?

Bien, en este sentido, el segundo tramo (a cuyo inicio nos encontramos) es idéntico al primero, pero dentro de un marco en el que las cifras son mucho mayores y los enredos aún más profundos.

Básicamente, Liberty tiene que llegar al 35% de control, recalco: de control. Es decir, en esta fase debe adquirir un 25% más de poder (recordemos que ya dispone del 10%), operación que supondría alrededor de unos 3.670 millones de dólares de desembolso, en cash, en emisión de deuda, en intercambio de acciones (valorada en su momento en 351 millones de dólares), no sé, mediante cualquier artificio de ingeniería financiera que sirviese para lograr el objetivo.

¿Número de participaciones? Imposible cuantificarlo con los datos que tenemos, y no es broma.

En todo esto que conocemos como negocio Fórmula 1 están Bernie, sus hijas, su ex-mujer, la FIA. Hay intereses honestos, deshonestos, fondos de inversión, fondos buitre, fondos alimoche y fondos gavilán. Incluso quien solicita el retorno de lo invertido porque se ha cansado, no ha visto colmadas sus expectativas o, simplemente, porque quiere hacer caja [de ocubre pasado, dentro enlace]. ¿Alguien podría jurar que no están presentes Ferrari, McLaren o Williams, por ejemplo, a través de las correspondientes sociedades interpuestas o en el interior de un fondo en apariencia inocuo, cuya denominación parece más inocua todavía? ¿Qué tal Britney4...?

Cuando me desgrana Ernesto estas cosas las entiendo, pero ambos coincidimos en que si tuviésemos que trasladarlas al público seríamos la envidia de los analistas de frigoríficos, gurúes y traductores de Craig Scarborough, porque a complejidad no las gana ni la descripción pormenorizada de la última evolución del badgeboard aserrado del W07. Y en cuanto a tensión e interés melodramático, seguro que dejábamos pálido a George R. R. Martin.

Dejémoslo pues en que como diría José Mota: money, lo que se dice money para todo esto, hay pero no hay, no sé si nos entendemos...

Apremiado por Bernie, el gigante americano se ha puesto las pilas y ha conseguido 1.550 millones de dólares de los de a toca teja, que se dice pronto, por lo que sea o porque los ricos nunca lloran; prometiendo, además, una reunión este enero próximo en la que se decidirá si hay compra del segundo tramo o no la hay.

De momento, la reunión de marras no ha sido desconvocada, lo que nos pone en que conseguida la guita de la parte contante y sonante, Liberty se ha puesto a buscar socios en su aventura porque quedan por ahí pendientes otros 2.120 millones de dólares que habrá que apalabrar, como poco, de aquí a la fecha concertada.

Como decía al inicio, no hay parné suficiente, de momento, ni tampoco parabienes, al menos en plural.

Sólo la AMC (Competition and Markets Authority), autoridad británica, sólo británica, repito, se ha encogido de hombros y se inhibe: «UK'S CMA says decided not to refer the acquisition by Liberty Media of Formula One to a phase 2 investigation Further company coverage.» [Dentro enlace]. Queda por tanto la sanción definitiva de la Comisión Europea (el Brexit aún no es efectivo).

Y también quedan por ahí el resultado de la reunión de enero y el placem de los socios vendedores encabezados por CVC. Vamos, que mejor no sacar el champán de la nevera, no sea que se nos caliente.

Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que estarán a la espera de conocer el resultado de la negociación Williams-Massa. No resulte toque celebrarle una segunda despedida de la máxima categoría, con los gastos y penurias que dicho acontecimiento traería aparejado.

iñaki dijo...

Una vez iniciado, Liberty no creo que eche marcha atrás inmovilizando ese capítal por no tener capacidad decisión. La tradición dicta que lo ricos Yankees gustan de comprar franquicias deportivas vendiendo unos cientos de miles de millones en acciones de la star up que crearon hace 40 años con dos colegas en el granero de la abuela Sandra May o en el garaje del padrastro de uno de ellos en Pasadena.
Sin olvidar al Lobby judío que ya controla CVC. Resumiemdo, no nos extrañe que algún ricachon con sede en Seattle, Austin, Redmont, Palo alto o en Mountain View por poner algunos ejemplos de cash a go-go, estén pensando en comprarse un Scalextric.

Anónimo dijo...

Iñaki, qué comentario tan desafortunado. Cambiaría un ápice la situación un lobby judío en CVC? O que en Maclaren sus dueños fuesen árabes petroleros?

El dinero no tiene nacionalidad ni credo, colega. Lo demás, conspiranoia o mito urbano.