jueves, 1 de diciembre de 2016

A lo Miguel Gila


Si algo me encandila de Lewis Hamilton fuera de la pista, es su chusca actitud como flamer.

Antes de que la estupidez humana en redes sociales se circunscribiera a chivatos de poca monta, trolls y haters, las listas de correo utilizaban una bonita panoplia de términos anglosajones, la mayoría surgida de los Juegos de Rol, Wargames de fantasía y videojuegos. Si no intervenías en los debates, por ejemplo, y te limitabas a observar, eras un lurker. Si te comportabas como un loco, eras un berserker. Si venías a montarla, eras un flamer...

Yo ejercí de flamer una temporada, pero luego me hice mayor y lo dejé. Bueno, la verdad es que la gente se inflamaba sola nada más verme asomar las orejas y no era plan, porque en eso consiste la labor de un flamer (Space Marine del 40k que maneja un lanzallamas): en calentar los ánimos para no dejar títere con cabeza y despejar así la zona de combate. 

Pero me dejo de batallitas del abuelo Cebolleta para meterme en harina, que me conozco y nos dan las uvas.

En fin, comentaba al inicio que me encanta Lewis cuando se pone en modo flamer, pero no porque dé la talla, sino porque siempre se le apaga el mechero y acaba resultando enternecedor. No sé, es como si no supiera o quisiera rematar la faena con auténtico poderío mediterráneo, ¡animalito!

¿Te cae como el culo Rosberg? Bien, estás en tu derecho, pero de ahí para adelante y sin ceder ni un milímetro.

Si yo fuese su coach, un suponer, le diría a Lewis que intercalara en todas sus declaraciones a la prensa un mensajito para Nico, pero no a lo Valentino Rossi, no, a lo Miguel Gila, que era un señor: «Yo me sé de alguien que el año que viene se va a arrepentir... Yo me sé de alguien que tarde o temprano se bajará al pilón... Yo me sé de alguien que está jugando con una cerilla y no sabe que está empapado de benzol...», y así.

Eso de firmar las paces a través de Facebook tras días de copar los titulares ha quedado molón pero también muy plebeyo, porque este tipo de cosas, sincerémonos, es de yayos, de jubilados, de tipos que no van a tener que verse las caras de nuevo. La gente noblota actúa de otra manera. Si perdona, que es lo normal, perdona y olvida. Y si no perdona ni olvida, pues hasta el fondo, que diría aquél.

El año que viene volverá a estar ahí el hijo de Keke y no le valdrá a Hamilton ni romper habitaciones ni amenazar con que no vuelve a correr, ni hacer pucheros, ni echar la culpa a los mecánicos o al equipo, porque como lo insinúe, le dirán, y con razón, que también felicitó a Nico y dijo de él que es un digno campeón.

Lewis ha quemado cartuchos innecesariamente. A mí me encanta que sea así, ¡ojito cuidao!, que como Blancanieves no necesite príncipe ni madrastra ni enanos ni manzana, pero también os digo, que cuando un flamer de verdad se queda sin combustible o sin llama, tira de rifle, escopeta, cuchillo o puños con tal de que limpiar el terreno. Y ahí, el de Tewin ha fallado este año.

A ver si el que viene tenemos más suerte.

Os leo.

2 comentarios:

juliao dijo...

Parece que el próximo año no va a tener ahí al hijo de Keke...

Anónimo dijo...

Tu mismo lo dices: " tipos que no van a tener que verse las caras de nuevo."