miércoles, 19 de febrero de 2020

Como tiro por culata


La última migración ñu está dejando a Sebastian más sólo que la una, y no es únicamente que se hable relativamente poco de quien debería ser el primer candidato a arrebatar el título de Campeón del Mundo a Lewis Hamilton, sino que cada vez que se habla de él se hace con elevadas dosis de escepticismo cuando no cuestionándolo abiertamente.

No voy a ocultar que nunca he sido partidario de que el alemán se exponga a una nueva temporada terrorífica —el año pasado lo dejé escrito en varias ocasiones y en 2018 ya apunté a que su continuidad no era la mejor salida—, primero de todo por la propia Ferrari, y segundo, porque no tengo demasiado claro que el de Heppenheim pueda soportarlo.

En realidad me preocupa más este matiz humano que el resto de condicionantes. Le veo en fotografías o en cortes de Youtube o televisión, y su lenguaje corporal sigue siendo poco sano. Hombre, no todo el mundo es un Ricciardo o un Norris, incluso un Sáinz, que, por regla general siempre que les ves parecen castañuelas, pero es enfocar a Vettel y discernir un ser apesadumbrado que se esfuerza en parecer que no lleva una procesión por dentro, y claro, luego lees algunas referencias que le hacen desde la prensa y entiendes perfectamente que se sienta como una olla a presión.

Muchos de sus aliados naturales, incluso Horner y herr doktor Marko, ya no lo contemplan en sus quinielas, y no se trata de que milite en la de Maranello, es, más bien, que ahora beben los vientos por otros amores.

No menciono las redes sociales porque el ñuismo hay que quererlo. No suele fallar nunca, es previsible a más no poder, y lo cierto es que algunos ya sabíamos qué iba a suceder en cuanto el tetracampeón del mundo se guardara su dedito para mejor ocasión. Bien mirado es un peaje que pagan todos los que llegan rápido a la cima del Olimpo. Subes, te encuentras en lo alto, pero en cuanto los nubarrones te quitan luz compruebas que a tu alrededor queda muy poca gente que te siga mirando como cuando te iluminaba el sol.

Va en la soldada. A la gente no le gusta lo que huele a perdedor y cambia rápido de cromo preferido...

Pero a lo que vamos, ya termino, veo a Sebastian casi casi como al final de la temporada pasada y me gustaría comerme lo que he escrito y que todo esto me saliera como tiro por culata, seguramente porque cuando se retire quiero recordarle de otra manera distinta a la de ahora.

Os leo.

1 comentario:

Lastra dijo...

Pues justo lo contrario que tú ha expresado cierto fotoperiodista azteca muy fan del germano. Concretamente ha dicho que le ha visto en muy buena forma física y con aspecto pujante y dedicido (esto último es de mi cosecha en interpretación libre de sus palabras).

Pongo al fuego las palomitas :))