viernes, 25 de mayo de 2018

Y con Honda, ¿qué pasó?


Por fortuna para todos, las aguas a finales de mayo bajan más calmadas que en febrero y marzo y hemos dejado para mejor momento hacer comparaciones entre lo que pudo haber sido y no fue en Woking. 

Resultaba inevitable que tarde o temprano asimiláramos que Toro Rosso-Honda y McLaren-Renault son dos historias diferentes, dos proyectos diferentes, que lógicamente, atienden a dinámicas diferentes, así que con vuestro permiso, puesto que proporcionalmente hablando le damos más minutos de juego a la aventura anglo-francesa, vamos a echar el ratito con la otra.

Y bien, por un lado tenemos que Sakura se muestra muy comodona trabajando con su socia —necesitaba esa comodidad como agua de mayo, nunca mejor dicho— y se está tomando las cosas con razonable serenidad, fundamentalmente, sospechamos todos, atendiendo a alcanzar la necesaria fiabilidad en sus unidades de potencia antes de dar el banderazo de salida al tema de las prestaciones. Y por otro, que Toro Rosso sigue siendo Toro Rosso y por ende, el laboratorio móvil de Red Bull, un ámbito en el que, sinceramente, lo que hagan Gasly y Hartley importa más bien poco mientras rueden lo suficiente y acumulen los kilómetros y la informacón necesaria.

Nos os rasguéis las vestiduras. A nadie se le escapa que el objetivo de la japonesa (de momento), más que tratar de convertir a Faenza en la lideresa de la montonera y más allá, consiste en convencer a Milton Keynes de que su material es el adecuado para 2019. Sí, lo sé. Esto nos pone en que Honda tiene que pasar pronto al ataque con el tema prestacional y de rendimiento, más que nada porque a Horner y a herr doktor Marko se les están acabando las excusas a la hora de contener a Renault, y como se descuiden, o bien Enstone o bien Woking, o bien las dos, empezarán a señalarla como directa responsable de los retrasos en la puesta a punto de la unidad de potencia gala, porque a todas luces ésta está guardando cartas.

No se dice, pero esta tensión sexuá se nota en el ambiente. 

La de las bebidas energéticas insinúa que es posible contar con la del sol naciente el año próximo pero que todavía tiene que verlo; en campo contrario, Abiteboul aprieta exigiendo que la austriaca elija de una santa vez y diga ante notario si se queda o se va; y entretanto, nos van dando las uvas mientras apenas se habla de Aston Martin y Perales canta el ¿Y cómo es él?, y así.

Que Toro Rosso y Honda forman en la actualidad un bonito joint venture no debería escandalizarnos. Ya hablamos en su día de la posibilidad de que el tomate montado en septiembre de 2017 con el cambio de cromos entre la nipona y la francesa tuviese más que ver con la segunda que con la primera [¿Quién ha salvado a quién?], y en este sentido, tampoco sería descartable que Honda estuviera devolviendo la patada en la espinilla.

En todo caso, tiempo al tiempo, que las prisas nunca son buenas, aunque sin duda, acabaremos viendo por dónde salen los tiros.

Os leo.

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