Hoy luce un día que ni pintado para hacer trastadas, o incluso para recordarlas si no es posible salir a pulsar timbres o a pillar fruta de la huerta del vecino...
Corría 2009, concretamente el 22 de mayo, y a viernes como hoy pero de hace nueve años, también se celebraba Santa Devota en Mónaco, lo que llevó a los integrantes de la parrilla a celebrar un almuerzo en el Force Blue, el yate de Flavio, con la intención de dirimir los numerosos problemas que tenía sobre la mesa nuestro deporte, mayormente de reparto de poder y pasta, como viene siendo costumbre desde que el mundillo se hizo mayor allá como alrededor de comienzos de los ochenta del siglo pasado.
Bueno, como telón de fondo estaba la seria amenaza de crear un campeonato paralelo —al de Ecclestone, se entiende—, y este asuntillo nos había llevado a los aficionados a posicionarnos a favor o en contra, pero no como ocurre ahora, que sueltas cuatro o cinco tuits en un hilo y ya está, sino al estilo old school, es decir, argumentando y ofreciendo razonamientos que con mejor o peor fortuna, pasaban por elaborar textos que contaban con exposición, nudo y desenlace, para que una vez leídos sirvieran como germen del siempre sano, beneficioso y fructífero debate.
No os aburro, tranquilos. Obviamente nadie nos invitó al ágape, pero allí se reunieron las fuerzas vivas de la Fórmula 1.
Siguiendo el protocolo, Briatore hacía de anfitrión desenfadado —el yate era suyo y él había pagado la comida y las bebidas— y Bernie llegó el último, o mejor dicho, pretendía llegar el último por aquello de mantener el clymax, pero descubrió tarde que Luca Cordero di Montezemolo le había ganado el pulso...
Total, que llega Monty y se da inicio a la reunión en la cumbre sin que haya trascendido jamás en qué consistió el menú. Más de uno llegó a pensar que iba a aparecer un helicóptero negro para ametrallar desde el aire la cubierta del Force Blue, así, en plan El Padrino III, pero la cosa transcurrió tranquilita y como resultado surgieron los bomberos a los postres y se acabó el incendio.
Ferrari, nominalmente la más firme valedora de crear el campeonato paralelo, entró en razón, dio su brazo a torcer o simplemente consiguió lo que quería, y finalmente apoyó a la Bruja de Blancanieves en su formato de Fórmula 1. La italiana no estaba sola. Williams y Red Bull apoyaban de inicio a Bernie. Por ende, Toro Rosso, en la órbita de Milton Keynes, también estaba en la misma onda. Pero el anciano patrón, entre risas y sonrisas cedió un poco en sus pretensiones pero se fue quedando con las caras de todos y cada uno de sus opositores...
No sé si lo vais pillando. El caso es que Maranello había salvado la bola de partido, pero la cúpula de FIAT: los Agnelli, con John Elkann a la cabeza, y don Sergio Marchionne, llevaron al de Bolonia al desastre, y de rondón a La Scuderia, alineando el grupo EXOR con Rupert Murdoch y Carlos Slim en su intento de asalto a los derechos comerciales de la F1 en 2011.
Ecclestone podía perdonar ciertas cosas, es un británico de casta, pero si se la habías intentado meter dos veces consecutivas mejor te asegurabas de que tu pistola llevase una bala en la recámara a la tercera intentona, que sé que aquí ya lo hemos pillado, al menos lo suficiente como para dar credibilidad a que cuando Marchionne pretende a Vettel en 2014, supuestamente Bernie le promete que le ayudará en el empeño siempre y cuando quite a Montezemolo de en medio.
Os leo.
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